¿Qué es la moda sostenible y por qué es importante para el planeta?
La moda sostenible llega como una solución la crisis ambiental que está atravesando el planeta. Esta nueva perspectiva busca transformar la industria de la moda y reducir su impacto en el medioambiente y la sociedad. Para ello, promueve el uso de materiales orgánicos o reciclados y la reducción de residuos y emisiones. Pero además, busca garantizar condiciones laborales más justas en toda la cadena de producción.
Ahora mismo, esta industria multimillonaria genera el 10% de las emisiones de dióxido de carbono del planeta (¡más que el transporte aéreo y marítimo juntos!). Pero no solo contribuye al calentamiento global, sino que además conlleva la sobreexplotación de recursos naturales como el agua y la generación de enormes cantidades de residuos que terminan en vertederos de los países menos desarrollados.
Por si esto fuera poco, en gran cantidad de las fábricas de las grandes marcas las condiciones laborales son terribles, con salarios extremadamente bajos y sin ningún respeto por los derechos básicos de los trabajadores. Pero en vez de solucionar este problema, muchas marcas se esconden detrás del “greenwashing”, vendiendo productos supuestamente sostenibles que no cumplen con ningún criterio real de sostenibilidad.
¿Qué pueden hacer los consumidores para promover la moda sostenible?
Si bien el verdadero cambio debe provenir de los grandes actores de la industria, los consumidores tienen el poder de elegir. Al reducir el consumo de aquellas marcas que no respetan el medioambiente, los clientes pueden minimizar su impacto ambiental. La periodista Tiffanie Darke viene promoviendo lo que llama la “Regla de las cinco”, como un modo de limitar la compra de prendas nuevas a solo 5 al año. Este método puede ayudar a que los consumidores reflexionen antes de gastar su dinero en nueva ropa, además de fomentar la reutilización de las que ya poseen.
Otra alternativa tiene que ver con elegir prendas realizadas con materiales de mayor calidad, y por lo tanto, duren más. También se puede aprender a reparar la ropa, en vez de desecharla. Marcas internacionales como Patagonia y Levi’s han comenzado a utilizar programas de reparación, ofreciendo a los consumidores la oportunidad de alargar la vida útil de sus prendas.
Finalmente, se puede optar por ropa de segunda mano o por intercambios de indumentaria. A través de aplicaciones como Vinted o Depop, los usuarios pueden vender y comprar prendas usadas para promover un modelo de moda circular y sostenible.
¿Cómo impacta ahora mismo la moda en el medioambiente?
Además de ser una de las industrias más contaminantes en términos de desechos y derroche de agua, la moda genera grandes cantidades de emisiones de carbono por su amplio uso del poliéster, un material sintético altamente tóxico que se ha vuelto peligrosamente popular por su bajo costo.
La producción de moda tiene un impacto devastador en los recursos hídricos del planeta. Se estima que para producir una sola camiseta de algodón hacen falta aproximadamente ¡2.700 litros de agua! Cuando se descubre que esta cantidad de líquido podría abastecer a una persona por más de dos años, queda claro que la industria de la moda promueve el derroche a costa de las vidas de los seres humanos.
Por otro lado, la industria textil también se caracteriza por verter sustancias químicas tóxicas en los cuerpos de agua cercanos a sus plantas. Esto provoca la contaminación de los ríos y de los ecosistemas de los países en desarrollo donde se fabrican sus prendas. Por este motivo, organizaciones ambientalistas como Greenpeace vienen luchando desde hace años para que se exija a las marcas que reduzcan su huella ecológica y adopten técnicas de producción más sostenibles.
Prendas de lujo a costa de empleados explotados
La mayoría de las fábricas textiles están ubicadas en países subdesarrollados del sur del planeta, como Bangladesh, Vietnam y Camboya. Allí, las marcas suelen emplear a millones de trabajadores en condiciones deplorables. De hecho, se calcula que el salario promedio en muchas de estas fábricas no llega a cubrir las necesidades básicas de sus empleados, además de obligarlos a trabajar durante largas y extenuantes jornadas.
Según reportes recientes, marcas de lujo como Dior y Armani poseen fábricas que pagan sueldos tan bajos como dos dólares por hora a trabajadores inmigrantes. Si bien esta clase de explotación no es nuevo, está claro que la presión por producir cada vez a un menor costo ha llevado a que los empleados padezcan el deterioro de sus derechos laborales.
Es por eso que para poner un freno a este abuso es necesario que los consumidores descubran las condiciones en las que se fabrican las prendas que compran. Pero para ello es necesaria una mayor transparencia en las cadenas de suministro y un mayor control por parte de las autoridades. Solo así será posible que las grandes marcas dejen de engañar a sus clientes y se hagan cargo del daño que le hacen a las personas y al planeta.