El agua potable: un recurso escaso para muchos y abundante para pocos

Millones de personas en la actualidad se enfrentan a enfermedades y condiciones de vida precarias debido a la escasez de agua potable, lo que tiene un impacto significativamente negativo en su salud. 

Debido a la importancia que este recurso tiene para la vida en el planeta, el hombre está en la obligación de proteger y evitar a toda costa la influencia nociva sobre los ríos, lagos y océanos. 

¿Por qué es tan vital el agua en la vida de los seres vivos?

El agua es un recurso fundamental que impregna la vida en la Tierra. No se limita solo al mero acto de beber, también actúa como regulador de los ecosistemas terrestres, manteniendo un equilibrio esencial para la subsistencia de animales y plantas. Su influencia en la regulación climática es insustituible, ya que sin ella, debilitaría esta estabilidad crucial. 

Los seres humanos también dependen en gran medida del agua. Esta representa aproximadamente dos tercios del peso corporal y desempeña un papel vital en los procesos orgánicos esenciales, como la digestión y la eliminación de desechos. 

Por otro lado, forma la base del sistema circulatorio, transportando nutrientes a través de la sangre y contribuyendo a regular la temperatura corporal, aliviar la fatiga y prevenir dolores de cabeza; así como reducir los riesgos de enfermedades cardiacas.

Por último, el agua es, sin duda, un recurso valioso en una amplia gama de actividades humanas. Se utiliza principalmente en la agricultura(un 70%), en la industria(un 15%) y en el hogar(el otro 15%).

Lamentablemente, solo aproximadamente el 3% del agua en el mundo es apta para el consumo humano. El resto se encuentra en océanos, mares y en forma de hielo en glaciares y casquetes polares, lo que hace que el agua dulce sea un recurso limitado y valioso que debemos cuidar y conservar de manera responsable para satisfacer nuestras necesidades y las de las generaciones futuras.

¿Cómo influye el agua en los ecosistemas?

El ciclo hidrológico es esencial para los ecosistemas naturales y para mantener el equilibrio climático en la Tierra. El agua existe en tres estados: líquido, sólido y vapor, y se encuentra en constante movimiento, tanto en la superficie terrestre como bajo tierra. Cualquier alteración en este ciclo, como la que se está produciendo debido al cambio climático, tiene un impacto significativo en la vida de los ecosistemas y en la disponibilidad de la misma.

Aunque la cantidad total de agua en el planeta es relativamente constante, su distribución es desigual. Por lo tanto, es crucial comprender su importancia y gestionarla de manera sostenible para evitar la sobreexplotación y la tensión hídrica.

¿Cómo afecta el cambio climático a la disponibilidad de agua?

El agua es indispensable para mantener la biodiversidad, y su escasez conlleva la pérdida de especies y ecosistemas. Además, juega un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, ya que el calentamiento global provoca sequías, lluvias torrenciales e inundaciones, lo que afecta a la vida silvestre y los ecosistemas.

El aumento de las temperaturas provoca el deshielo de los glaciares, lo que a su vez eleva el nivel del mar y afecta a la acidificación de los océanos. Una mejor gestión, un mayor cuidado y un consumo responsable del agua son esenciales para mitigar los efectos del cambio climático.

A nivel mundial, muchas regiones carecen de acceso a agua potable y saneamiento, lo que afecta la salud y la calidad de vida de sus habitantes. La importancia de este recurso es de tal envergadura que la falta de acceso seguro a este recurso vital se traduce en enfermedades y, en algunas áreas, a un alto número de muertes por diarrea debido a la contaminación.

Cabe destacar que los datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud(OMS) ponen de manifiesto la vital importancia del agua en la vida de los seres humanos, demostrando cuán esencial es para vivir y trabajar. 

En el año 2015, el 71% de la población mundial tenía acceso a un suministro de agua potable gestionado de manera segura, es decir, ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesitaba y no contaminado. No obstante, estos datos dejan fuera a casi una tercera parte de la población mundial.

Profundizando en la cuestión, 844 millones de personas carecen de un servicio básico de suministro de agua potable, lo que las expone a beber agua contaminada, lo que puede llevar a la propagación de enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea o la poliomielitis. En regiones con esta inseguridad hídrica, se registran más de 502,000 muertes al año debido a la contaminación del agua potable.

Además, para complicar aún más la situación, para el año 2025 se espera que los problemas relacionados con el agua se vean agravados por la crisis climática, lo que podría resultar en que más de la mitad de la población mundial viva en áreas sin acceso a este recurso vital.

La escasez del agua es un problema creciente, especialmente en el contexto actual que vivimos de crisis climática.  La lluvia es la principal fuente de abastecimiento de agua, y su variabilidad puede causar problemas de escasez en regiones áridas, como África.

Por todas estas razones, es fundamental reconocer su importancia en nuestras vidas y adoptar prácticas responsables para su conservación, ya que su ausencia puede tener consecuencias graves para la salud. Además, dado que solo una pequeña fracción del agua potable en la Tierra es accesible y una parte significativa está congelada, conocer nuestra huella hídrica y tomar medidas para proteger este recurso es esencial.

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