Un científico argentino fue galardonado con el “Nobel verde”

La conservación de especies es una tarea bastante complicada, pero el rescate de una que está al borde de la extinción es un desafío monumental. Un grupo de argentinos está llevando a cabo esta tarea, y el líder del proyecto recibió el “Nobel verde” hace unos minutos en el Reino Unido.
Este galardón es el premio Whitley, el más prestigioso para quienes se dedican a la conservación de la vida silvestre. En esta edición, fue otorgado al biólogo Federico Kacoliris, quien trabaja para el Conicet y es el director de la Fundación Somuncura, una entidad que se encarga de proteger y rehabilitar uno de los más pequeños y extraños anfibios que solo se pueden encontrar en Argentina.
Los premiados no solo obtienen 50.000 libras, sino también capacitación y exposición mediática, que incluye documentales narrados por el famoso naturalista y divulgador científico, David Attenborough. Además, se convierten en parte de una red internacional de exalumnos que pueden acceder a fondos adicionales, facilitando así la expansión de iniciativas de conservación que han dado resultados positivos.
En años anteriores, otros proyectos de investigadores del Conicet recibieron este reconocimiento, tales como el de Pablo García Borboroglú, relacionado con la conservación de pingüinos; Ignacio Roesler con el enfoque en el macá tobiano, que está críticamente amenazado, y José Sarasola, por su labor en la preservación del águila del Chaco.
La especie con la que trabaja Kacoliris, de 47 años, y su equipo, no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. Ni siquiera abarca todo el territorio argentino, ya que vive únicamente en un arroyo que fluye en la meseta patagónica Somuncura, cuyo significado en mapuche es “piedras que hablan”. En esta zona de la provincia de Río Negro, el viento es tan fuerte y constante que, según el biólogo, al chocar con las rocas de este paisaje estepario, produce un sonido similar al silbido.
No hay abundante agua en esta área. Predomina el color marrón, visible en el suelo, en la hierba seca y en las escasas casas en las que residen aproximadamente 100 personas. Uno de los pocos cursos de agua es el arroyo Valcheta, que da un toque de verde al paisaje grisáceo. Este es un canal muy corto, pero de aguas cálidas, que sustenta la vida de la ranita del rincón, conocida también como la ranita de Valcheta o del Pehuenche, una de las siete especies que están en peligro crítico de extinción en Argentina.
Los anfibios están en riesgo en todo el mundo debido a su sensibilidad frente a las variaciones de temperatura y a la contaminación presente en el aire y en el agua. Un 40% de esta categoría de animales enfrenta amenazas. “Estas pequeñas ranas, al habitar en un único lugar, son aún más susceptibles”, comentó Kacoliris, quien admite su gran amor por los reptiles y los anfibios.