El fracking, o fractura hidráulica, ha desatado un intenso debate en Argentina, especialmente en regiones como Vaca Muerta, donde las comunidades mapuches viven el impacto directo de esta actividad.
Las comunidades mapuches que habitan en la región de Vaca Muerta han sido testigos de cómo su entorno ha cambiado drásticamente con la llegada de la industria petrolera. En el pasado, el paisaje era un reflejo de una conexión profunda con la tierra. Los miembros del Lof Fvta Xayen, por ejemplo, conocen su territorio al detalle; cada barda y cada curso de agua guarda recuerdos de generaciones. Sin embargo, la introducción de gasoductos y oleoductos ha fragmentado este espacio sagrado, llevándolos a luchar por su existencia.
Liliana, logko del Lof Fvta Xayen, relata cómo las empresas operan sin el consentimiento de las comunidades. “Las obras se realizan a menudo sin consulta, marcando el territorio como si fuese un mapa vacío”, señala. Esta falta de consideración no solo viola los derechos de las comunidades, sino que también provoca un daño irreversible al medio ambiente. La biodiversidad se ve amenazada, y la vida cotidiana de las personas se altera. Martín, un líder comunitario, observa que “el agua que falta para nuestros animales es llevada a las perforaciones, mientras nuestras tierras se secan”.
Testimonios de resistencia y lucha por el reconocimiento
Los testimonios de los miembros de las comunidades afectadas son conmovedores. Poli Paynemil, la mayor del Lof, recuerda cómo la llegada de las empresas cambió el modo de vida de su gente. “Acá vivían, tiraban todo”, comenta, refiriéndose a la forma en que las empresas despojaron el terreno de su riqueza natural sin ningún respeto. La relación que una vez existió entre los mapuches y la tierra se está viendo comprometida.
Elda Wirkalew, otra voz importante, señala que “se vino todo abajo” refiriéndose al deterioro del entorno natural que rodea su hogar. La contaminación ha llegado a afectar incluso a los árboles que han sobrevivido a condiciones extremas. La lucha de estas comunidades es, en gran medida, una lucha por la memoria y por preservar su identidad cultural frente a un modelo extractivista que las margina.
La intersección entre derechos indígenas y explotación energética
A pesar de la adversidad, las comunidades mapuches han encontrado formas de organización y resistencia. La creación del Consejo Zonal Xawvn Ko les ha permitido unir fuerzas y exigir sus derechos. En este contexto, la falta de un reconocimiento efectivo de su territorio por parte del Estado argentino se torna en un desafío constante.
La historia de resistencia continúa con un llamado a la comunidad internacional y a la sociedad argentina en general. Las comunidades no solo luchan por su supervivencia; también buscan generar conciencia sobre la importancia de proteger la tierra y sus recursos. “No tenemos gas, no tenemos luz, no tenemos agua”, dice la abuela Inocencia, enfatizando que las promesas de desarrollo económico han resultado en un despojo aún mayor de sus derechos.
La lucha contra el fracking en Argentina es, por tanto, una lucha por la justicia social, ambiental y cultural. Las voces de estas comunidades resuenan con un mensaje claro: su resistencia no solo busca proteger su tierra, sino también preservar la identidad y el legado de un pueblo que ha vivido en armonía con la naturaleza durante siglos.
