Juneteenth y justicia ambiental en Estados Unidos

Mujer afrodescendiente al frente de una protesta climática muestra su mano con la palabra "STOP" escrita en rojo, en un acto de resistencia colectiva.

Por estos días, en que las temperaturas baten récords y las comunidades más vulnerables siguen respirando el aire más sucio, la reverenda Mariama White-Hammond no duda: “El Juneteenth señala una salida posible frente a la crisis ecológica que nos atraviesa a todos”. La activista y exfuncionaria ambiental de la ciudad, la conmemoración del 19 de junio guarda un mensaje más que esencial. ¿El motivo? Conecta la historia afroamericana con el presente climático.

White-Hammond creció en Roxbury, un barrio popular de mayoría negra, y encontró desde niña en el Franklin Park —más de 200 hectáreas de verde en pleno corazón de Boston— un refugio y una escuela de vida. “Ese parque me marcó”, dice. En dicho espacio, año a año, diversas familias se reúnen para festejar y también recordar. “Siempre fue una fiesta de comunidad, un momento para recordar de dónde venimos y por qué seguimos resistiendo”, resume.

Desde que en 2021 Juneteenth fue declarado feriado federal, el sentido de esa celebración se amplió. “Después del asesinato de George Floyd, se volvió también un espacio de reflexión colectiva”, explica la reverenda, que por entonces ya trabajaba en temas de justicia racial y reforma policial. “Fue como si muchas personas tomaran conciencia. Y entonces esta jornada dejó de ser solo una fecha del pasado para convertirse en una brújula ética hacia el futuro”.

Hoy, White-Hammond propone leer el Juneteenth también desde la ecología. Para ella, las heridas que dejó la esclavitud no se entienden sin el impacto que el racismo estructural sigue teniendo sobre el ambiente. “Nuestros barrios están más contaminados, tienen menos árboles, menos parques y peor acceso al agua limpia. Eso no es casual”, advierte. Y se apoya en una historia de luchas que va del Movimiento por los Derechos Civiles a las batallas contra los combustibles fósiles en comunidades afrodescendientes.

Ella impulsó programas de reforestación, limpieza comunitaria y capacitación laboral en oficios verdes. “Logramos que jóvenes de barrios como Dorchester o Mattapan fueran parte activa del cuidado ambiental”, señala con orgullo. A muchos de ellos los formó para operar maquinaria, podar árboles o restaurar suelos. A algunos, incluso, los vio ascender como jefes de cuadrilla.

Pero el Juneteenth no se agota en una política pública. Es, para ella, un mensaje espiritual. “Así como antes luchamos contra la esclavitud de las personas, hoy hay que poner fin a la esclavitud de la naturaleza”, sostiene. Y en su iglesia, la Episcopal Metodista Africana New Roots, ese mensaje se canta, se reza y se convierte en acción. “No es solo un discurso: es plantar un árbol, limpiar un arroyo, organizar una asamblea”.

Si bien  sabe que el camino es largo y está lleno de retrocesos, ve con preocupación cómo algunos recortes federales ponen en riesgo programas sociales y ambientales que costaron años construir. Pero su apuesta es clara: “No necesitamos que el gobierno nos dé permiso para celebrar nuestra dignidad ni para cuidar la Tierra”, dice.

Contactate con Ecoactivismo

Envianos tus comentarios y consultas