Minería en América Latina: impacto en el cambio climático
La actividad minera y otras industrias extractivas, como la petrolera, generan efectos devastadores e irreversibles en el medio ambiente. Y aunque no siempre sea evidente, la minería en América Latina es una de las grandes responsables del cambio climático.
En este artículo, analizaremos cómo esta industria impacta en las comunidades y en la biodiversidad de la región.
¿Qué encontrarás en este artículo? 1. Introducción 2. La relación de la minería y su impacto en el cambio climático 2.1 Quema de combustibles fósiles 2.2 Deforestación y pérdida de suelos 2.3 Consumo y contaminación del agua 2.4 Impactos sociales y en la salud 3. Conclusiones |
La relación de la minería y su impacto en el cambio climático
Lo que puede ser muy beneficioso para algunos, resulta muy contraproducente para otros. Y de eso se trata cuando hacemos referencia a la industria minera: la extracción de recursos minerales a gran escala puede tener efectos negativos en el medio ambiente y contribuir a la aceleración de la crisis ambiental.
Quema de combustibles fósiles
La industria minera y metalúrgica contribuye significativamente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, representando más del 20% del total. Consume una cantidad considerable de combustibles fósiles, aproximadamente entre el 10% y el 20%. Estos se emplean en la maquinaria utilizada en la extracción y procesamiento de minerales, así como en las etapas de refinación.
Las fundiciones metalúrgicas requieren grandes cantidades de energía para llevar a cabo diversas etapas del proceso, como la eliminación de humedad, el calentamiento de minerales, la fusión y la destilación, entre otros. Además, la industria del cemento y las siderúrgicas son especialmente consumidoras de combustibles fósiles y altamente contaminantes para la atmósfera.
La producción de material particulado de plomo o azufre también altera la composición atmosférica a nivel local y regional, lo que contribuye a un ambiente más seco y cálido.
En el caso de la extracción de carbón y su posterior quema en centrales termoeléctricas, se le atribuye directamente la responsabilidad del cambio climático debido a la combustión de este hidrocarburo.
Por otro lado, durante el transporte de los productos mineros, se emiten gases de efecto invernadero adicionales. El mercado de minerales, tanto en tierra como en el mar, es vasto y su contribución al cambio climático es a menudo pasada por alto.
Deforestación y pérdida de los suelos
La destrucción de bosques es una causa significativa de la crisis ambiental. En numerosas ocasiones, la industria minera provoca la deforestación, lo cual conlleva la emisión de CO₂. Además, la contaminación y la remoción de las capas de suelo contribuyen a la degradación de los suelos, lo que también aporta al calentamiento global.
La expansión de la minería está ocurriendo en territorios indígenas, quienes han sido los guardianes de los bosques durante miles de años. Estos bosques desempeñan un papel crucial en la regulación del clima de la Tierra.
Consumo y contaminación del agua
La industria minera no solo contribuye al calentamiento global, sino que también aumenta los impactos generados por este fenómeno. Esta actividad consume grandes cantidades de agua y, en un contexto de crisis, se agrava el problema de la escasez de recursos hídricos, lo que a su vez empeora la situación climática.
El gran problema de esta industria es que tiende a acaparar estos recursos para asegurar su acceso, lo que conlleva a su contaminación y pérdida, y además está asociado con la militarización, violaciones a los derechos humanos y un aumento en los conflictos relacionados con el agua.
Impactos sociales y en la salud
La minería, especialmente en áreas donde hay presencia de comunidades locales, puede generar graves repercusiones que afectan directamente a estas poblaciones, en particular a los grupos indígenas que viven en las zonas mineras.
Uno de los efectos más perjudiciales es la reubicación forzada de comunidades enteras. Las actividades mineras a gran escala a menudo implican la expropiación de tierras y el desplazamiento de las comunidades que han vivido allí durante generaciones. Estas reubicaciones suelen llevar consigo la pérdida de medios de vida tradicionales, como la agricultura, la pesca o la caza, lo que resulta en la desestabilización social y económica de las poblaciones afectadas.
Otro aspecto preocupante es la exposición a sustancias tóxicas derivadas de la actividad minera. Durante el proceso de extracción y procesamiento de minerales, se liberan contaminantes y productos químicos que pueden tener graves impactos en la salud de las personas. La inhalación de polvo y gases tóxicos, así como el contacto con agua y suelos contaminados, pueden provocar enfermedades respiratorias, problemas neurológicos y daños en el sistema nervioso, entre otros efectos perjudiciales para la salud.
Conclusiones
Es evidente que la industria minera cumple un rol bastante significativo en la crisis climática y que el propio desarrollo de la actividad genera impactos negativos en el medio ambiente y en la sociedad, especialmente en las comunidades locales que rodean a los asentamientos mineros.
Es necesario que los gobiernos y la sociedad en conjunto revisen la forma en que se extraen los recursos naturales y que evalúen alternativas que impliquen un compromiso en pos del cuidado del medio ambiente, la salud de las personas, el bienestar de las comunidades y el respeto mutuo.