Las mujeres de Senegal alzan su voz contra el cambio climático

Senegal es uno de los países africanos más afectados por el cambio climático. Al tratarse de un territorio cuyo Producto Bruto Interno depende casi exclusivamente de sus recursos naturales, los fenómenos extremos derivados del calentamiento global, como sequías e inundaciones, ponen en peligro constante la seguridad alimentaria, la economía y la infraestructura del país. 

Pero nadie padece más estas consecuencias que las mujeres senegalesas. Esto se debe a que, en Senegal, como en muchas otras partes de África, la tierra pertenece al genéro masculino. Y a pesar de los sacrificios que muchas mujeres realizan día a día para sobrevivir, esta masculinización de la propiedad las ha vuelto dependiente de los hombres. 

Es por eso que a fines de noviembre, y semanas antes del comienzo de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP28) que tendrá lugar en Dubái, cientos de mujeres senegalesas salieron a las calles de Dakar para marchar reclamando un cambio estructural que les permita modificar su precaria situación. 

Lideradas por Khady Camara, presidenta de las organización ambientalista Vacances Vertes, estas mujeres reclaman que las autoridades mundiales tomen medidas concretas para luchar contra el cambio climático. Pero además, exigen a sus representantes locales una mejora en la distribución de las tierras, que les brinde mayores oportunidades de valerse por sí mismas ante las dificultades económicas que atraviesa Senegal.

¿Cómo afecta el cambio climático a la economía de Senegal? 

De acuerdo con datos provistos por el Banco Mundial, las zonas costeras de Senegal albergan al 52% de su población. Pero además, en ellas se desarrollan la mayoría de las actividades productivas del país, por lo que un 68% de su PIB depende de que las instalaciones industriales ubicadas allí puedan desarrollarse con normalidad.

Pero el aumento acelerado del nivel del mar propiciado por el cambio climático pone en riesgo de desaparición a la mayoría de estas áreas, que se ven amenazadas por la erosión de las costas, las inundaciones y la salinización de los suelos utilizados para la agricultura. Esto no solo pone en peligro las vidas de sus pobladores, sino que además afecta sus medios de subsistencia. 

Según investigaciones recientes confirmadas por especialistas de organizaciones ecologistas como Greenpeace o The Nature Conservancy, se prevé que para el año 2050, hasta un 30% de la población senegalesa estará en peligro de padecer inundaciones. 

A esto se suma el aumento de la salinidad de los suelos provocado por las crecidas del mar, que pondrá en riesgo la producción agrícola, una parte crucial de la economía del país. Además, los científicos advierten que las alteraciones en los patrones climáticos generarán sequías más frecuentes que provocará la pérdida de cultivos, afectando la seguridad alimentaria y los medios de vida de las comunidades rurales. 

¿Por qué el cambio climático afecta en mayor medida a la economía de las mujeres? 

La crisis climática no hace más que poner de manifiesto las desigualdades de género preexistentes. Cuando se producen sequías o inundaciones, los ciudadanos senegaleses se ven obligados a abandonar sus hogares y reubicarse en busca de nuevos medios de subsistencia. A su vez, los cambios en el clima pueden contribuir a la propagación de enfermedades transmitidas por insectos, como el dengue, la fiebre amarilla o el paludismo. 

La falta de igualdad en el acceso a la educación y la capacitación profesional limita las posibilidades de las mujeres para afrontar las dificultades económicas exacerbadas por el cambio climático. Asimismo, cuando solo los hombres están habilitados a poseer y gestionar la tierra, las actividades económicas que las mujeres pueden realizar se ve subordinada a la influencia y al poder masculino. Y a menos que esta dinámica cambie, la brecha económica se agranda y la desigualdad se perpetúa. 

La importancia de la COP28

La “Marcha de mujeres por el clima” en Senegal es una nueva muestra de que la crisis climática no conoce fronteras. En este contexto, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) es una oportunidad crucial para que las demandas de estas mujeres, y de la población mundial, por políticas globales para mitigar los efectos del cambio climático sean escuchadas. 

En la conferencia que tendrá lugar en Dubái, los representantes de las naciones más poderosas del mundo podrán debatir qué medidas tomarán para avanzar hacia un futuro sostenible. La lucha de las mujeres senegalesas servirá como un fresco recordatorio de que, si realmente se quiere tener éxito, las voces de las personas más afectadas por el cambio climático deberían ser las más escuchadas.

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