La dieta vegana disminuye considerablemente el daño al medio ambiente, según un estudio


Seguir una dieta vegana provoca una significativa reducción del daño ocasionado al medio ambiente por la producción de alimentos, como se concluye en el análisis más completo hasta la fecha.
La investigación reveló que las dietas veganas producen un 75 % menos de emisiones que contribuyen al calentamiento global, así como menor contaminación del agua y uso del suelo, en comparación con diets que incluyen más de 100 g de carne al día. También se observó que las dietas veganas disminuyen la destrucción de la vida silvestre en un 66 % y reducen el uso del agua en un 54 %, según el estudio.
Está bien documentado el impacto negativo de los productos cárnicos y lácteos en el medio ambiente, y los ciudadanos de naciones ricas necesitarán bajar su consumo de carne de forma drástica para combatir la crisis climática. No obstante, investigaciones anteriores han empleado dietas modelo y promedios para evaluar el impacto de cada alimento.
Por el contrario, un reciente estudio examinó las dietas de 55.000 individuos en el Reino Unido. También incorporó datos de 38.000 granjas en 119 naciones para detallar las variaciones en el impacto de diversos alimentos producidos de distintas maneras y en distintos lugares. Esto respalda y refuerza de manera significativa la validez de las conclusiones.
Sin embargo, se determinó que lo que se consume tiene una mayor relevancia en cuanto al impacto ambiental que el lugar y el método de producción. Investigaciones anteriores indicaron que incluso la carne con menor impacto (como la de cerdo orgánico) causa ocho veces más daño climático que la planta con mayor impacto, que es la oleaginosa.
Células de algas observadas al microscopio
Los científicos han hallado un ingrediente crucial que falta en una dieta vegana equilibrada: las algas.
Los investigadores mencionaron que el Reino Unido debería establecer políticas que faciliten a la población reducir su consumo de carne para lograr los objetivos climáticos del país. Los ministros han reiterado que no decidirán lo que las personas deben consumir, a pesar de ejemplos previos, como los impuestos sobre bebidas azucaradas.
El profesor Peter Scarborough, de la Universidad de Oxford y líder de la investigación, publicada en la revista Nature Food, expresó: “Las elecciones que hacemos en nuestra alimentación tienen un gran efecto en el planeta. Disminuir la cantidad de carne y productos lácteos en la dieta puede significar una gran diferencia en nuestra huella alimentaria”.
El sistema alimentario a nivel global ejerce un gran efecto sobre el planeta, ya que genera un tercio de las emisiones totales de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento del clima. Además, este sistema consume el 70% de los recursos de agua dulce en el planeta y es responsable del 80% de la contaminación en ríos y lagos. Aproximadamente el 75% de la superficie terrestre está utilizada por humanos, en su mayoría para fines agrícolas, y la tala de bosques es la razón principal detrás de la significativa pérdida de biodiversidad.
El profesor Neil Ward, de la Universidad de East Anglia, comenta: “Estos son hallazgos muy relevantes. Proporciona apoyo científico a la posición defendida por el Comité de Cambio Climático y la Estrategia Alimentaria Nacional en años recientes: que modificar las dietas para disminuir la ingesta de productos de origen animal puede jugar un papel importante en la mitigación de la huella ecológica en el Reino Unido”.
El análisis también indicó que las dietas con bajo consumo de carne (menos de 50 g diarios) tenían un impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación del agua y uso del suelo que era la mitad del impacto que tenían las dietas con alto contenido cárnico. No obstante, las variaciones entre las dietas bajas en carne, pescetarianas y vegetarianas fueron relativamente pequeñas.
El profesor Richard Tiffin, de la Universidad de Reading, destacó: “Este trabajo representa el esfuerzo más exhaustivo para conectar los datos de consumo alimentario con los efectos ambientales de la producción de alimentos”.
“Motivar a quienes consumen gran cantidad de carne a disminuir su ingesta y persuadir a los vegetarianos para que se vuelvan veganos debería resultar en menos emisiones”, agregó. “Sin embargo, es complicado justificar cambios en la dieta de los omnívoros moderados basándose en estos resultados, excepto si se cambia a una alimentación completamente vegana”.
Los investigadores que realizaron el reciente estudio afirmaron que las dietas que permitan una producción alimentaria mundial sostenible requerirían que los ciudadanos de naciones ricas reduzcan de forma “drástica” su consumo de carne y productos lácteos.
Aseguraron que otras estrategias para disminuir el impacto ambiental del sistema alimentario, como la adopción de tecnologías innovadoras y la reducción del desperdicio de alimentos, no serán suficientes.
La diferencia más notable que se observó en la investigación fue en las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que se genera por el ganado vacuno y ovino, las cuales eran un 93% menores en dietas veganas en comparación con las que incluían una alta cantidad de carne.
En 2020, la Alianza Sanitaria del Reino Unido sobre el Cambio Climático sugirió que se respaldaran las dietas sostenibles mediante un etiquetado ambiental obligatorio para los alimentos, la regulación de las promociones y la imposición de gravámenes a los alimentos con un alto nivel de carbono.
Un representante gubernamental manifestó: “Cada individuo debería decidir acerca de los alimentos que ingiere. Lograr la meta de emisiones netas cero es fundamental, y aunque la selección de alimentos puede influir en las emisiones de gases de efecto invernadero, una ganadería bien manejada también ofrece ventajas para el medio ambiente, como promover la biodiversidad, cuidar el paisaje y generar ingresos significativos para las comunidades rurales”.
El ministro de Agricultura, Mark Spencer, expresó la semana pasada su interés en el desarrollo de vacas genéticamente modificadas que producen menos metano.