Llamado urgente de Greenpeace Colombia para salvar la biodiversidad

Delfín saliendo del agua durante un atardecer en el océano.

Colombia ocupa un lugar privilegiado en el mapa mundial por su inmensa diversidad biológica, una característica que cobra aún mayor relevancia al haber sido sede de la más reciente Conferencia de las Partes (COP16) sobre biodiversidad. Sin embargo, esta distinción contrasta con la falta de políticas concretas que garanticen una protección efectiva de sus ecosistemas. Desde Greenpeace Colombia insisten en que es tiempo de abandonar los discursos vacíos y avanzar en medidas tangibles que frenen el deterioro ambiental.

La responsabilidad que implica liderar los debates globales sobre biodiversidad no se refleja aún en una estrategia interna clara y coherente. Mientras en los foros internacionales se habla de transformaciones profundas, en el ámbito nacional se evidencia una preocupante ausencia de herramientas eficaces, coordinación institucional y financiación adecuada para preservar la riqueza natural del país. Para los ambientalistas, lo simbólico debe dejar paso a lo operativo si se quiere evitar una pérdida irreversible.

Desafíos de la COP16 dejaron al descubierto las contradicciones nacionales

Durante la reciente COP16, que se desarrolló de forma compartida entre las ciudades de Cali y Roma, se puso en evidencia la distancia entre las promesas y las acciones reales que enfrentan tanto Colombia como otros países firmantes del convenio global. Aunque se reconoció la voluntad de avanzar en soluciones integrales, las brechas internas siguen siendo profundas.

Colombia ganó visibilidad al encabezar intervenciones centradas en la necesidad de un cambio estructural en la forma de relacionarse con la naturaleza. No obstante, el progreso en la creación de políticas públicas, la gestión de áreas protegidas de manera efectiva y la asignación de recursos destinados a conservar y restaurar ecosistemas continúa siendo limitado. La falta de resultados concretos pone en duda la capacidad del país de liderar con el ejemplo.

La biodiversidad colombiana enfrenta amenazas crecientes

Se estima que el territorio colombiano alberga aproximadamente el 10% del total de especies vivas del planeta. Entre los registros más relevantes se encuentran cerca de 1.900 especies de aves, unas 3.600 variedades de mariposas y más de 31 mil tipos distintos de plantas, de acuerdo con los datos del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

A pesar de esta abundancia, el país enfrenta una situación crítica. En 2024, la tasa de deforestación aumentó en un 35%, y la región amazónica fue responsable de casi dos tercios de esa pérdida. A este panorama se suman la expansión de la agroindustria y los obstáculos persistentes para garantizar una protección efectiva de los ecosistemas marinos y costeros, lo que compromete no solo a la fauna y flora, sino también a las poblaciones humanas que dependen de esos territorios.

La extinción de especies avanza a un ritmo alarmante

Un informe reciente de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés) advierte que una de cada ocho especies de plantas y animales se encuentra actualmente en peligro de desaparecer. Esta alerta refuerza la urgencia de pasar del diagnóstico a la acción concreta en el caso colombiano.

Entre las medidas prioritarias se destaca la implementación de programas sólidos de restauración ecológica en zonas críticas como la Amazonía, el Chocó biogeográfico y los ecosistemas altoandinos. Además, es necesario fortalecer las áreas protegidas no solo en términos presupuestarios, sino también mediante la presencia activa de instituciones y el involucramiento de comunidades locales e indígenas. También se reclama el cumplimiento efectivo del Plan de Acción y Estrategias Nacionales de Biodiversidad (NBSAP, por su nombre en inglés), considerado un instrumento clave para alcanzar los compromisos asumidos en el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal durante la COP15.

La pérdida ambiental requieren respuestas contundentes

Frente al avance de la deforestación, la contaminación por plásticos y los efectos crecientes de la crisis climática, los ambientalistas exigen la adopción de medidas directas que apunten a las raíces del problema. En este sentido, una de las prioridades debe ser detener aquellas prácticas industriales que atentan contra la integridad de los ecosistemas, tanto en tierra firme como en los espacios costeros y marinos.

Desde Greenpeace Colombia subrayan que la protección del entorno natural no puede quedar en manos de compromisos vagos o anuncios sin seguimiento. Se requiere una transformación estructural en la manera en que las políticas públicas abordan el tema, incluyendo controles más estrictos, financiamiento sostenible y mecanismos que garanticen la transparencia en la ejecución de los proyectos de conservación. Para quienes trabajan en el campo ambiental, la defensa del patrimonio biológico colombiano no es un asunto opcional, sino un deber ineludible.

La urgencia del compromiso político y ciudadano

Laura Caicedo, responsable de campañas en Greenpeace Colombia, sostiene que no basta con reconocer la biodiversidad como un valor nacional; es indispensable defenderla con acciones concretas, colectivas y urgentes. Según explica, este Día de la Tierra debería convertirse en un momento decisivo para poner en marcha soluciones medibles, sostenidas en políticas públicas que prioricen la vida.

El mensaje de Greenpeace es claro: celebrar la riqueza natural de Colombia mientras se permite su destrucción es una contradicción insostenible. Desde la organización se insiste en que la protección de los ecosistemas debe asumirse como una responsabilidad vital, y no como una opción política. Esta jornada internacional, afirman, debe marcar el comienzo de una respuesta ambiciosa y compartida, capaz de asegurar que las futuras generaciones hereden un país vibrante, con una biodiversidad intacta y una resiliencia fortalecida. Colombia cuenta con los recursos y el conocimiento para convertirse en un ejemplo mundial de conservación, pero el momento de actuar es ahora.

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