¿Cómo reducir la contaminación por microplásticos en el hogar?

Los microplásticos están presentes en cada aspecto de la vida cotidiana, desde en los alimentos que se consumen hasta en el aire que se respira. Y lamentablemente, su impacto perjudicial en el medioambiente es inversamente proporcional a su tamaño. Pero además, está comprobado científicamente que la exposición prolongada de los seres humanos a estos materiales tóxicos puede tener graves consecuencias para la salud.

Diversos estudios han demostrado que los microplásticos pueden ingresar al sistema digestivo y respiratorio, acumulándose en órganos como los pulmones y el intestino. También existen investigaciones que sugieren que podrían provocar inflamación, afectar el sistema inmunológico y, a largo plazo, desarrollar enfermedades como el cáncer. 

Teniendo en cuenta los datos de un estudio reciente, que calculó que cada persona ingiere aproximadamente ¡el peso de una tarjeta de crédito en microplásticos por semana!, no quedan dudas que es necesario tomar medidas urgentes para disminuir la cantidad de este material tóxico en el ambiente. 

Ante la insistencia de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, algunos países, como Chile, Colombia o España, han comenzado a limitar y penalizar el uso de plásticos de un solo uso con el objetivo de proteger a sus ciudadanos y ecosistemas. Sin embargo, la omnipresencia del plástico es tan grande que es necesario tomar medidas para reducir la exposición a los microplásticos en los hogares. 

Microplásticos en la cocina: ¿cómo protegerse?

La cocina es uno de los espacios donde más se interactúa con los microplásticos sin saberlo. Desde los envases de alimentos hasta las sartenes antiadherentes, muchas de las herramientas cotidianas van liberando partículas de plástico sobre los alimentos que se consumen. De hecho, un estudio reciente ha demostrado que el simple hecho de abrir un paquete de plástico libera miles de microplásticos en el aire. 

Por otro lado, la investigadora Himani Yadav, de la Universidad de Columbia, estableció que cuando se cortan alimentos en tablas de plástico, sus partículas son liberadas en el ambiente. Por eso recomienda optar por tablas de madera, que con el mantenimiento adecuado pueden durar años sin liberar partículas nocivas. 

Asimismo, los expertos sugieren cambiar las sartenes recubiertas de teflón (que al sobrecalentarse desprenden millones de micropartículas) por alternativas de materiales como el acero inoxidable o el hierro fundido. Además, un estudio realizado en 2019, en los Estados Unidos, reveló que casi el 95% del agua corriente proveniente de los grifos contiene fibras plásticas. Por eso los especialistas recomiendan usar filtros para reducir este tipo de contaminación.

Microplásticos en el baño

El baño también es una fuente importante de microplásticos. Y es que, aunque los productos cosméticos con “microperlas” se encuentran prohibidos en varios países desde el año 2015, la gran mayoría de los productos de higiene y belleza aún los contienen. Estos ingredientes están hechos de plástico y se utilizan para agregarles textura y brillo a los productos. Pero tras ser utilizados, terminan yéndose por el desagüe y contaminando las vías fluviales.

Por otro lado están los desodorantes, los cepillos de dientes y las máquinas de afeitar desechables. Se estima que cada año, más de 2 mil millones de estos materiales terminan descomponiéndose en microplásticos en vertederos a cielo abierto. Por eso los expertos recomiendan reemplazarlos por alternativas reutilizables.

Esta transición se puede realizar fácilmente, ya que cada vez existen más alternativas sostenibles como pastillas de champú y jabones en barra que no tienen envases de plástico, o cepillos de dientes confeccionados con bambú que son biodegradables y tienen un impacto positivo en el medioambiente.

Microfibras plásticas en la lavadora

Tal vez uno de los mayores y más desconocidos generadores de microplásticos del hogar sea la lavandora. Cada vez que se lavan, las prendas hechas de materiales sintéticos, como el poliéster y el acrílico, liberan microfibras plásticas en el ambiente. Con el tiempo, estas diminutas fibras terminan en los océanos, afectando la vida marina. De hecho, los científicos calculan que el número total de toneladas de esta clase de microfibras que acaban en los océanos cada año es de ¡2,2 millones!

Para evitarlo, se recomienda lavar las prendas sintéticas y los tejidos naturales por separado, utilizar ciclos más cortos y no usar agua caliente. Además, han comenzado a surgir dispositivos como las bolsas para ropa y los filtros para lavadoras, que atrapan y recogen los microplásticos evitando que queden en el ambiente. 

Y si bien nadie niega que los mayores responsables de esta contaminación plástica son las empresas productoras de plástico, es importante que los consumidores se hagan cargo de su aporte al deterioro del medioambiente. Cada pequeña decisión diaria puede contribuir a marcar la diferencia. Solo hay que estar dispuesto.

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