Greenpeace critica el negacionismo climático del gobierno nacional

El negacionismo climático es una ideología que, en contra del consenso científico de organizaciones como el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), niega o pone en duda la existencia de una crisis climática en el planeta. Esta forma de pensar, que suele ser funcional a los intereses de las grandes corporaciones, obstaculiza las medidas que buscan proteger a la Tierra de sus evidentes efectos. 

Como sucedió años atrás en Brasil, cuando las políticas negacionistas de Jair Bolsonaro arrasaron con el Amazonas y llevaron al país vecino a batir récords de deforestación, la administración de Javier Milei parece estar dispuesta a hacer retroceder a la Argentina a principios del siglo XX en materia ambiental. 

Desde la asunción del nuevo gobierno, la biodiversidad de la República Argentina se ha enfrentado a una amenaza constante por parte de funcionarios que buscan destruir con su motosierra los avances legislativos logrados en las últimas décadas para la protección del medioambiente nacional. 

Ante este escenario catastrófico, Hernán Pérez Orsi, miembro del departamento de investigación de Greenpeace Argentina, ha alzado la voz para advertir a la población acerca del peligro de revertir políticas ambientales cruciales en favor de intereses extractivos. 

El negacionismo climático avanza

El activismo ambiental y la sanción de normas pioneras en Latinoamérica, como la Ley de Bosques (Nº 26.331) y la Ley de Glaciares (Nº 26.639), han sido claves en la lucha contra la depredación del medioambiente natural en Argentina. Estas legislaciones establecieron un precedente importantísimo para la conservación ambiental en la región, pero el reciente cambio en el discurso gubernamental podría echar por tierra estos avances.  

El negacionismo climático y la puerta abierta a la explotación de los recursos naturales, sin ningún tipo de control, son una muestra de cómo la búsqueda irresponsable del desarrollo económico puede atentar contra la sostenibilidad ambiental del país. 

Por otro lado, el ataque directo del gobierno a activistas y organizaciones ambientales (a los que ha calificado como “organizaciones terroristas”) resalta la fragilidad de las políticas de protección en un ambiente político cada vez más hostil hacia la conservación. Teniendo en cuenta que cada retroceso puede influir más allá de las fronteras nacionales, la batalla por la biodiversidad argentina se convierte en una lucha por la justicia climática global. 

Naturaleza en riesgo

Argentina es hogar de una gran variedad de ecosistemas únicos, desde montañas y selvas tropicales, hasta extensas llanuras y pampas. Además, cuenta con una de las plataformas continentales más amplias del mundo, en el Mar Argentino. Estos entornos cumplen un rol importantísimo para el planeta, funcionando como depósitos de carbono y contribuyendo a mitigar el cambio climático.

Sin embargo, este patrimonio natural está en peligro debido a las políticas proextractivistas que promueve el actual gobierno. El proyecto enviado por Milei al congreso y denominado “Ley Ómnibus” por la cantidad de decretos que contenía, busca derogar o modificar las dos leyes vigentes más importantes para la protección de los bosques nativos y los glaciares del país, que resultan esenciales para regular el clima y los ecosistemas argentinos. 

El proyecto de La Libertad Avanza propone cambios que legalizarían prácticas nocivas como los desmontes y la actividad minera en ambientes periglaciares, atentando contra recursos vitales como el oxígeno, la madera y el agua dulce. 

¿Qué puede suceder si prevalecen las medidas negacionistas?

Si las políticas negacionistas prevalecen, se impulsarían medidas como la desfinanciación de los recursos necesarios para proteger los bosques nativos, o la eliminación de regulaciones para la actividad minera en la cercanía de los glaciares argentinos. Además, se promoverían prácticas como la desinformación o la persecución de manifestantes.

La deforestación y el desmonte que enfrentan día a día los bosques nativos del país, como sucede en el Gran Chaco aumentarían considerablemente. Como resultado directo de la pérdida de estos ecosistemas, se produciría un aumento de fenómenos climáticos extremos como sequías, incendios e inundaciones. 

Es por eso que los defensores del medioambiente buscan que el gobierno incluya a la comunidad en la toma de decisiones. A través de consultas populares que involucren a todas las partes interesadas, será menos probable que los funcionarios caigan ante las presiones de los grandes grupos económicos que lucran con el medioambiente nacional. 

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