En los últimos 25 años, la deforestación en Argentina acabó con una superficie equivalente a la provincia de Formosa

Durante el último cuarto de siglo, la deforestación en Argentina ha alcanzado niveles alarmantes. Es por eso, que aprovechando la celebración del Día Internacional de la Madre Tierra (a fines del mes de abril), Greenpeace Argentina, una organización ecologista reconocida a nivel mundial, lanzó un informe que refleja el preocupante avance de los desmontes ilegales, sobre todo en el norte del país.

Teniendo en cuenta cómo la crisis climática que atraviesa el planeta actualmente puede agravarse aún más como consecuencia de la pérdida de bosques y de la biodiversidad que depende de ellos, resulta fundamental que los gobiernos de Argentina y el mundo establezcan políticas que protejan a los bosques nativos del avance de la degradación ambiental. 

Sin embargo, ahora mismo, medidas como el intento de derogar la Ley de Bosques por parte presidente Javier Milei parecen atentar contra estos ecosistemas claves para la vida en el planeta. La situación actual es de emergencia. Y solo puede mejorar a través del compromiso de toda la comunidad y de las autoridades. 

La deforestación en el norte argentino, en números

El panorama en algunas provincias del norte del país es absolutamente devastador. De acuerdo con el informe elaborado por Greenpeace, basándose en imágenes satelitales tomadas a lo largo de todo el año pasado, en el norte del país se perdieron más de 125 hectáreas de bosques nativos. Este número representa un aumento del 6,2% con respecto a las cifras de 2022.

Y si bien hubo un aumento de la pérdida de flora autóctona durante 2023, la deforestación no es un problema nuevo en el país. De hecho, las investigaciones muestran que entre 1998 y 2022 Argentina perdió alrededor de ¡7 millones de hectáreas de bosques nativos! O para graficarlo mejor, el territorio completo que ocupa la provincia de Formosa.

Las provincias más afectadas por esta problemática son Chaco, donde se supone que desde hace 4 años está prohibido talar árboles por la desactualización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN), Santiago del Estero (con un 80% de desmontes ilegales), Salta y Formosa. Mientras que en el centro del país, la provincia de Córdoba sufre ante los incendios forestales provocados por las empresas inmobiliarias y ganaderas. 

¿Cómo afecta la deforestación a los ecosistemas? 

La deforestación tiene consecuencias irreversibles para el territorio nacional y para todo el planeta. Como ya se empieza a ver en Brasil, los desmontes ilegales agravan los efectos negativos del cambio climático. Cuando el bosque desaparece, se incrementan las inundaciones, ya que no hay especies capaces de absorber el agua de las lluvias. 

Pero además, los suelos deforestados van perdiendo sus nutrientes, y por ende, su capacidad de regenerarse. Lo que a largo plazo conduce a una desertificación que podría acelerar la extinción de especies nativas y poner en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades campesinas e indígenas locales. 

La frutilla del postre es el empeoramiento del calentamiento global. Es que a medida que se multiplican las áreas donde se practica la agricultura o la ganadería (actividades que representan casi un 40% de los gases de efecto invernadero), en detrimento de los bosques nativos, el planeta pierde sumideros de carbono, acelerando la crisis climática y sus terribles consecuencias. 

¿Qué hay que hacer para frenar la deforestación?

La respuesta a esta pregunta ha sido repetida hasta el cansancio por los expertos en el tema. Hoy en día, la principal causa detrás de la deforestación de bosques nativos es el avance descontrolado de la frontera agropecuaria. Esto sucede porque las empresas anteponen sus ganancias (vendiendo soja transgénica a Asia y Europa), al futuro de la región y sus habitantes. 

La única manera de frenar esta catástrofe ambiental es mediante la prohibición efectiva y la penalización de quienes deforestan de manera ilegal. Está comprobado que las multas económicas no resuelven el problema, porque las empresas prefieren sumar los montos de las sanciones a sus presupuestos a dejar de talar árboles nativos. 

La sanción de la Ley de Bosques en 2007 fue un primer paso que (a pesar del aumento sostenido en los últimos años de la deforestación) logró disminuir esta práctica dañina en casi un 40% con respecto a la década anterior. El problema es que más de la mitad de los desmontes ocurren en lugares donde la ley lo prohíbe. 

Por eso es necesario que las autoridades nacionales y provinciales aseguren el cumplimiento real de la ley y cuenten con el presupuesto necesario para llevar a cabo controles más exhaustivos. Solo de ese modo será posible frenar la deforestación ilegal, proteger los bosques nativos y garantizar que un futuro cercano los ciudadanos argentinos no padezcan las consecuencias de la codicia de unos pocos. 

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