Ecocidio: una catástrofe ambiental golpea a los bosques andino patagónicos de Argentina

Bosque andino patagónico calcinado tras un incendio, con troncos quemados y cielo rosado al atardecer.

Este verano, los bosques andino patagónicos de Argentina han sido testigos de los incendios forestales más devastadores en más de treinta años. Se trata de un verdadero desastre ecológico, con una extensión calcinada sin precedentes que afectó de manera crítica a los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi, incluyendo áreas de reserva estricta de gran valor natural. Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina, brindó información sobre la alarmante situación.

Incendios arrasaron miles de hectáreas de bosques y viviendas

De acuerdo con los informes oficiales, las llamas consumieron aproximadamente 56.000 hectáreas en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Para ponerlo en perspectiva, esta superficie equivale a casi tres veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.

Estos bosques representan una de las pocas reservas de bosques templados en el mundo con escasa intervención humana y una biodiversidad única. Sin embargo, la magnitud de la destrucción es tal que quienes hoy sean testigos de este desastre no volverán a ver estos paisajes en su estado original, ya que el proceso de regeneración podría tomar cerca de dos siglos.

Ecocidio: biodiversidad en peligro por la pérdida de hábitat

El impacto sobre la flora y fauna de la región es alarmante. Las llamas destruyeron vastas extensiones de cipresales, coihuales, lengales y araucariales, ecosistemas que sirven de refugio a una gran cantidad de especies.

Entre los mamíferos más representativos de estos bosques se encuentran el huemul, declarado Monumento Natural Nacional, junto al pudú, el huillín, el zorrino patagónico y el monito del monte. En cuanto a los principales depredadores, se destacan el puma, el zorro colorado, el zorro gris patagónico y el escurridizo gato huiña. Asimismo, los bosques albergan numerosas especies de roedores y una gran variedad de aves, como el majestuoso cóndor andino, el águila mora, el cisne de cuello negro, el carpintero gigante y el picaflor rubí.

Amenaza originada en la acción humana

Se estima que el 95 % de los incendios forestales en la región tienen su origen en actividades humanas, ya sea por causas intencionales o por descuidos y accidentes. Entre los factores recurrentes se encuentran fogatas mal apagadas, brasas de asados, colillas de cigarrillos desechadas de forma imprudente, el uso del fuego para habilitar áreas de pastoreo y la quema de residuos forestales.

No obstante, preocupa seriamente la respuesta de las autoridades, que en lugar de enfocarse en la prevención y el control de estos eventos, han llevado a cabo detenciones arbitrarias de vecinos en el marco de las investigaciones sobre el origen del fuego. Asimismo, algunos referentes políticos han señalado al pueblo mapuche como responsable de los incendios, una acusación infundada que solo contribuye a la estigmatización de esta comunidad.

Falta de planificación agrava la crisis

El avance de los incendios forestales en la Patagonia no es un fenómeno aislado, sino que se ha intensificado año tras año. La ciencia había advertido que el fenómeno de La Niña traería un verano con condiciones extremadamente secas en la región, pero estas señales fueron ignoradas por las autoridades. La reducción del presupuesto para la protección de los bosques y la lucha contra el fuego ha tenido consecuencias devastadoras, visibles en la magnitud de la catástrofe actual.

El gobierno nacional y las administraciones provinciales han minimizado o directamente negado la crisis climática, pese a que sus efectos se manifiestan con cada vez mayor frecuencia y gravedad. La falta de medidas preventivas y la deficiente respuesta ante la emergencia reflejan una alarmante responsabilidad política en la expansión del desastre.

Frenar la destrucción

Ante este escenario crítico, es imperativo que Argentina incremente significativamente la cantidad de brigadistas y mejore la infraestructura destinada a la detección y combate rápido de incendios forestales, con el fin de evitar que pequeños focos se transformen en tragedias incontrolables.

Otra medida necesaria es la erradicación progresiva de las plantaciones de pinos exóticos en los municipios patagónicos, ya que estas especies facilitan la propagación del fuego y dificultan la recuperación de los ecosistemas dañados.

En el contexto de esta emergencia ambiental, resulta imprescindible prohibir y sancionar de manera efectiva tanto los desmontes como los incendios forestales. Además, es urgente la creación de fiscalías ambientales especializadas en la materia, que contribuyan a hacer cumplir las normativas de protección de los bosques.

La destrucción de estos ecosistemas tiene múltiples consecuencias, entre ellas el agravamiento del cambio climático, el aumento del riesgo de inundaciones y procesos de desertificación, la proliferación de enfermedades, la pérdida de especies en peligro de extinción, el desplazamiento de comunidades campesinas e indígenas y la disminución de recursos esenciales como alimentos, madera y medicinas.

La crisis de los bosques andino patagónicos es un llamado de alerta que no puede ser ignorado. Si no se toman medidas urgentes y eficaces, el daño será irreversible.

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