Cambio climático en América del Sur y el Caribe: los 5 desafíos más urgentes de enfrentar
Sequías descomunales, deshielos que preocupan a todos, lluvias extremas y falta de preparación ante los efectos del cambio climático. América Latina y el Caribe enfrentan una serie de desafíos climáticos que requieren una urgente solución.
A continuación, veremos como el último informe de la Organización Meteorológica Mundial analiza las graves consecuencias provocadas en las zonas más perjudicadas de la región y cuáles son sus principales retos.
El cambio climático acelerado en América del Sur y el Caribe
América Latina y su variabilidad climática, a la que se suman también los eventos extremos provocados bajos los efectos del calentamiento global, son un gran desafío al que la región no debe hacer caso omiso. Según alerta el climatólogo peruano Jose Antonio Marengo, director del Centro de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales de Brasil, el futuro extremo del que se hablaba en el pasado ya llegó y no hay tiempo que perder.
Los 5 desafíos climáticos que enfrentan América del Sur y el Caribe
La Niña, El Niño y los extremos climáticos
Según advierte la meteoróloga chilena Bárbara Tapia, también participe del estudio de la OMM, cada vez llueve menos, pero cuando sucede, los eventos de precipitaciones son extremos. Una lluvia de 200 milímetros en un día, situación que conocen muchas ciudades como Santiago de Chile, Ciudad de México, São Paulo o Caracas, es algo que no aguanta cualquier ciudad.
Los que los fenómenos de El Niño y La Niña le hacen a una región, a otra le produce el efecto contrario. Existen evidencias sobre la influencia que podría tener el cambio climático en estos dos fenómenos de la franja tropical del Pacífico, que son los grandes reguladores del clima en esa región, pero todavía es una discusión que está en marcha.
Un año más cálido que otro: un récord para la región
El cambio climático está dejando su huella en América Latina. Según un informe de la OMM, las temperaturas han aumentado en la región. Si se toma como referencia el período entre 1981 y 2010, el incremento promedio es de 0,5 °C en México, 0,35 °C en Centroamérica y 0,36 °C en América del Sur.
Durante el año 2021, se han registrado condiciones de ola de calor en varios lugares de Argentina, con períodos de hasta ocho días consecutivos de altas temperaturas. Además, en la región del Pantanal de Brasil, unos 2 millones de hectáreas fueron consumidas por incendios forestales, siendo la segunda cifra más alta desde 2012.
El calentamiento de las aguas ha alimentado una temporada de huracanes intensa en 2021, con un total de 21 tormentas con nombre, incluyendo siete huracanes. Este fenómeno refleja el impacto del cambio climático en la región y resalta la necesidad de tomar medidas para enfrentar los desafíos climáticos en América Latina.
La fragilidad del Caribe preocupa a todos
El aumento de las temperaturas en los mares y océanos está generando impactos diferenciados en distintas regiones. En el mar Caribe, el calentamiento sostenido está afectando los ecosistemas marinos, en particular los arrecifes de coral, que son parte de un ecosistema más amplio relacionado con las pesquerías artesanales y de subsistencia. Sin embargo, en el Pacífico sureste, los efectos de la crisis climática no se están manifestando con la misma velocidad, lo cual plantea interrogantes científicas en curso.
Durante el año 2021, un fenómeno devastador para las pequeñas naciones del Caribe fue la llegada masiva de sargazo, un alga parda que proviene del mar en el océano Atlántico y llega a las costas, comprometiendo la actividad turística. Este fenómeno es una manifestación del calentamiento de los mares y de cambios en la disponibilidad de nutrientes para las algas, influenciados por la contaminación que favorece su crecimiento.
Además de la presencia del sargazo, el Caribe ha enfrentado eventos climáticos extremos como huracanes, así como la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias. Se estima que entre 2020 y 2023, estas circunstancias han provocado pérdidas económicas en la región del Caribe que oscilan entre 53.000 y 75.000 millones de dólares.
La Amazonia y las pérdidas de biodiversidad
La deforestación en la selva amazónica brasileña ha experimentado un preocupante aumento, duplicándose en comparación con la media de los años 2009-2018 y alcanzando su nivel más alto desde 2009. Se estima que se ha perdido una superficie de bosque de 12.000 kilómetros cuadrados, lo que representa un incremento del 22% en comparación con el año 2020.
Más allá de los datos alarmantes, existe un análisis delicado que plantea la posibilidad de que la selva amazónica llegue a un punto de no retorno. Científicos que han estudiado este ecosistema, el cual no solo es un reservorio de carbono y un productor de oxígeno esencial para el planeta, sino también un regulador del agua en la región, han advertido que si se supera el umbral del 20% o 25% de deforestación, la selva amazónica podría comenzar a transformarse en una sabana.
Las alarmantes sequías del sur
La sequía ha tenido un impacto significativo en la región, afectando tanto la producción agrícola como el suministro de bienes básicos. La escasez de agua ha causado daños en las cosechas y dificultades en el transporte de cultivos debido a los bajos caudales de los ríos. Además, el acceso a la electricidad generada a través de fuentes hídricas se ha visto limitado, ya que es uno de los recursos más utilizados en la región.
En Chile, la actual “mega sequía” en la región central se considera la más larga y grave en mil años. Con 13 años de duración, ha obligado a adaptarse a los cambios en la actividad agrícola debido a la escasez de agua. Por ejemplo, la producción de vino se ha desplazado hacia el sur del país. En el norte de Chile, se está considerando la desalinización del agua como una solución para abastecer a las operaciones mineras. En las comunidades rurales de la zona central del país, la escasez de agua y la dependencia de camiones para el suministro de agua se están convirtiendo en parte de la normalidad.
Por otro lado, en la cuenca del Paraná-Plata, entre Brasil y Argentina, se ha registrado la peor sequía desde 1944. Esto ha provocado una reducción en la producción de soja y maíz, lo cual ha afectado los mercados mundiales. En toda América del Sur, las condiciones de sequía han llevado a una disminución del 2,6% en la cosecha de cereales en comparación con la temporada anterior. El río Paraná, del cual Argentina depende para exportar el 80% de sus productos agrícolas, ha sido afectado por la escasez de agua debido a la sequía.
Conclusiones
Los desafíos que exige el cambio climático en América Latina y el Cribe son significativos y requieren una acción urgente. Los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado deben unir sus esfuerzos para promover la conservación ambiental y fomentar la investigación científica.