Cómo el cambio climático está alterando Sudamérica: más calor, sequías e incendios forestales


El cambio climático está afectando cada vez más a Sudamérica. Las temperaturas más altas, los días secos más largos y la propagación descontrolada de incendios forestales son solo algunas de las consecuencias más visibles de este fenómeno. Estos cambios están reconfigurando el clima de la región y afectan directamente la vida de millones de personas, tanto en las zonas rurales como urbanas.
Uno de los aspectos más notorios del cambio climático en Sudamérica es el aumento de las temperaturas. En los últimos años, las ciudades y regiones de la región han experimentado un aumento alarmante en el número de días calurosos. En muchas áreas, las temperaturas superan los umbrales de calor extremo, lo que provoca una mayor demanda de energía y agua, además de afectar gravemente la salud de las personas y la biodiversidad local.
Si observamos las últimas décadas, veremos que, por ejemplo, en algunas zonas de Brasil y Ecuador, los días calurosos han aumentado significativamente. En el pasado, estas regiones superaban los 30°C en unos 36 días al año. Sin embargo, en la actualidad, ese número ha aumentado considerablemente, llegando a hasta 100 días adicionales de calor al año. Este aumento no solo se nota en las zonas urbanas, sino que afecta gravemente la agricultura y los ecosistemas locales.
A su vez, las precipitaciones han disminuido. En los últimos 50 años, la cantidad de días de lluvia ha caído drásticamente en muchas áreas, especialmente en el norte de Brasil, Bolivia y Venezuela. Lo que antes eran temporadas de lluvia frecuentes, hoy son largos periodos de sequía que dejan los suelos áridos y vulnerables a la erosión. Estos cambios no solo afectan a las poblaciones rurales que dependen de la agricultura, sino que también tienen consecuencias devastadoras para los ecosistemas de la región.
La propagación de los incendios forestales: un riesgo creciente
Otro de los efectos más evidentes del aumento de las temperaturas y la sequía es la proliferación de incendios forestales. En 2024, Sudamérica rompió récords al registrar una de las temporadas más destructivas de incendios en la historia reciente. En países como Bolivia, Chile y Brasil, se perdieron millones de hectáreas de bosque debido a los incendios, y las consecuencias fueron devastadoras: miles de viviendas destruidas, cientos de muertos y una contaminación del aire nunca antes vista.
Lo que antes eran incendios forestales controlables, hoy se han convertido en amenazas incontrolables que arrasan con grandes extensiones de tierra y afectan incluso a las zonas urbanas. En Chile, por ejemplo, los incendios en la región de Valparaíso destruyeron parte del área urbana, algo que nunca había ocurrido en la historia reciente del país. En Bolivia, cerca del 15% del territorio fue consumido por el fuego en 2024, lo que superó ampliamente los promedios de años anteriores.
El cambio climático está exacerbando esta situación. El aumento de las temperaturas, combinado con la falta de lluvias, ha creado condiciones ideales para que los incendios se propaguen rápidamente, convirtiéndose en desastres de gran escala. Además, el uso de fuego para la deforestación y la expansión de tierras agrícolas está sumando aún más presión a los ecosistemas ya vulnerables. Los incendios forestales no solo destruyen la biodiversidad, sino que también contribuyen a un círculo vicioso que agrava aún más el cambio climático.
La relación entre el cambio climático y el fenómeno de El Niño
Uno de los factores que ha acelerado estos fenómenos climáticos es el fenómeno natural de El Niño. Este fenómeno climático, que se produce cuando las aguas del Pacífico ecuatorial se calientan, tiene efectos directos sobre el clima de Sudamérica, intensificando tanto las sequías como las lluvias. En 2024, El Niño exacerbó la situación de las altas temperaturas y la falta de lluvias en varias partes de la región, lo que agravó las condiciones para la propagación de los incendios.
Este fenómeno se sumó a un escenario de cambio climático global que, según los científicos, está detrás del aumento de las temperaturas a nivel mundial. El uso de combustibles fósiles y el aumento de los gases de efecto invernadero han contribuido significativamente al calentamiento de la atmósfera, lo que provoca un desequilibrio en los patrones climáticos que afecta a Sudamérica y a otras partes del mundo.
El cambio climático es, por lo tanto, un factor clave que contribuye a la alteración de los fenómenos naturales, como El Niño, y a la intensificación de los problemas climáticos en la región. La interacción entre estos dos elementos ha generado condiciones de mayor riesgo para las poblaciones y los ecosistemas de Sudamérica.