Semarnat reconoce las repercusiones ambientales del Tren Maya y propone un plan de recuperación integral en México


Alicia Bárcena, quien lidera la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), reconoció los daños a los ecosistemas en la península de Quintana Roo provocados por el Tren Maya. Este importante proyecto, parte de la estrategia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para disminuir la desigualdad y fomentar la integración económica en el sureste del país, ha llevado a la pérdida de al menos 6,659 hectáreas de bosque, además de impactar alrededor de 125 cenotes y grutas, y ocasionar dificultades en varios pasos de fauna. Frente a esta problemática, Semarnat ha diseñado un plan de recuperación que abarca toda la obra.
Entre las principales acciones se encuentran la eliminación de cercas metálicas que restringen el libre movimiento de la fauna, la preservación de grutas y cenotes, así como la prohibición de la construcción de caminos secundarios en la selva con fines turísticos. En una rueda de prensa, Bárcena dijo que “la restauración necesaria para un proyecto como el Tren Maya es tan extensa que debe incluir reforestación. Las comunidades locales podrían ayudarnos a recuperar el ecosistema forestal, en lugar de contratar a las empresas involucradas en el Tren Maya, que a menudo solo llegan, plantan un árbol y este muere al día siguiente”.
La Secretaría de Medio Ambiente ha indicado que realiza visitas al área afectada para establecer medidas compensatorias por los daños en la infraestructura y el cambio de uso del suelo, atendiendo las necesidades y preocupaciones de las comunidades locales. Sergio Graf Montero, director general de la Comisión Nacional Forestal, mencionó que se elaborarán estrategias para restaurar los manglares deteriorados en toda la península de Yucatán y apoyar a productores locales, como los chicleros, en la regeneración de la selva para obtener recursos y especies con importancia económica y ecológica.
Por su parte, Marina Robles García, subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental, indicó que, en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, se está considerando la posibilidad de declarar el sistema de grutas y cenotes de Quintana Roo como una reserva de la biosfera. Este reconocimiento facilitaría su inclusión en una red internacional de áreas protegidas legalmente, asegurando su conservación ecológica, biológica y cultural.
Bárcena no especificó cuándo se implementará el plan de recuperación, mientras que Robles García aseguró que los costos deben ser cubiertos por “quien llevó a cabo la obra”, sin proporcionar más detalles. El Tren Maya fue impulsado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que se ocupó de su edificación y de vincular el proyecto con expertos en tecnología y ciencias.
Posteriormente, la responsabilidad se trasladó a la empresa estatal Tren Maya S.A. de C.V., bajo la supervisión de la Secretaría de la Defensa Nacional. Este proyecto ha recibido apoyo de empresas privadas como Alstom-Bombardier, China Communications Construction Company, Mota-Engil y Operadora Cicsa del Grupo Carso. El impacto ambiental del Tren Maya La edificación del Tren Maya se inició en junio de 2020, impulsada por el expresidente López Obrador como parte de un esfuerzo por revitalizar la economía del sur de México.
En ese momento, dijo que “Va a generar empleo, bienestar y sustento para las nuevas generaciones”. Sin embargo, desde su inicio, investigadores, ecologistas y científicos han expresado su oposición debido a las potenciales consecuencias ambientales del proyecto. La línea de ferrocarril atraviesa la selva, que es vista como el segundo pulmón forestal de América Latina, lo que ha generado preocupaciones sobre su efecto en la biodiversidad. De acuerdo a información del gobierno federal que se hizo pública el año pasado, la construcción del Tren Maya implicó la tala de más de 7 millones de árboles entre 2019 y 2023.
El tramo 5, que conecta Cancún con Tulum, fue el más afectado, con la pérdida de 3.6 millones de árboles. Además, las vías pasan por zonas protegidas como el Sistema Lagunar Catazajá en Chiapas y Tabasco, el humedal Ramsar ‘Anillo de Cenotes’ en Yucatán, y la Reserva de la Biosfera Los Petenes en Campeche. Durante la etapa de construcción, organizaciones ambientales como Sélvame del Tren y SOS Cenotes informaron sobre derrames de diésel y concreto en el sistema de cuevas y cenotes. Se han interpuesto numerosas acciones legales para frenar el proyecto, aunque estas solo resultaron en paradas temporales.
Guillermo D’Christy, hidrólogo y parte de Sélvame del Tren, celebró el reconocimiento de los daños por parte de la Semarnat. “Hoy, la autoridad ambiental nos da la razón. Reconoce que la construcción del mal llamado Tren Maya fue ilegal, quebrantó la normativa ambiental y tuvo un gran impacto, sobre todo en el tramo 5. Es el momento de compensar, restaurar y proteger la selva que aún nos queda”, concluyó en sus redes sociales.