Una isla del Caribe corre el riesgo de ser devorada por el mar a causa del cambio climático
Una comunidad indígena ha comenzado a despedirse de su diminuta isla del Caribe panameño porque las consecuencias devastadoras del cambio climático amenazan con su desaparición.
El cambio climático pone en peligro la existencia de una isla en el Caribe
Cartí Sugdupu se encuentra entre las 365 islas que conforman el archipiélago de la comarca indígena de Guna Yala, en Panamá. Los residentes de esta isla se sustentan mediante la pesca, el turismo y la producción de yuca y plátano, cosechados en la zona continental circundante.
Debido al cambio climático, los habitantes viven hacinados y sin agua potable ni saneamiento, con la amenaza constante de que en unos años su hogar será devorado por el mar.
La vida en esta isla no es para nada sencilla. Además de enfrentarse a un intenso calor y la escasez de servicios públicos, más de mil personas viven hacinadas en un espacio equivalente a cinco campos de fútbol. La constante amenaza del aumento del nivel del mar también afecta a la población, inundando regularmente sus hogares.
Sus habitantes son conscientes de que deberán dejar la isla tarde o temprano y buscar tierra firme. La marea sube cada vez más y los pobladores ya piensan en las generaciones futuras.
El gobierno, por su parte, reconoce que hay problemas por la subida del nivel del mar debido al calentamiento global que afecta a todo el país, así como el hacinamiento, según explica el director del Ministerio de Vivienda. Desde hace más de una década, han estado trabajando en un plan, en conjunto con la comunidad, para trasladar a 300 familias a un terreno más seguro que pertenece a los guna.
Islas en total abandono
Diversas islas de Guna Yala enfrentan la amenaza inminente de sumergirse bajo las aguas. Las más bajas experimentan inundaciones mensuales durante las mareas altas, lo que agudiza la situación.
El gobierno estima que Cartí Sugdupu será engullida por el mar hacia el año 2050, y la temporada de lluvias solo empeora la crisis. Sin ir más lejos, un profesor en la escuela primaria de la isla, ha señalado que las mareas elevadas durante noviembre y diciembre han afectado especialmente a los residentes de las orillas, dejando la isla casi flotando.
Por otro lado, las condiciones de vida son extremadamente precarias, con viviendas de suelo de tierra y paredes y techos de caña, madera y hojas de zinc. La falta de agua potable obliga a los indígenas a buscarla en los ríos o comprarla en el continente. La electricidad es limitada, dependiendo de un generador público que funciona solo unas horas por la noche, aunque algunos recurren a paneles solares y generadores privados.
Los baños son compartidos, instalados en los embarcaderos, donde tablas de madera sobre el mar cumplen la función de inodoros. Además, el hacinamiento es un problema grave, según denuncia un informe reciente de la ONG Human Rights Watch, que destaca la falta de espacio para ampliar viviendas o permitir que los niños jueguen.
Una esperanza de vivir dignamente
Si el gobierno no vuelve a posponer el traslado, la comunidad tiene previsto establecerse a finales de este año o a principios de 2024 en la nueva área residencial de 22 hectáreas en tierra firme, a tan solo 15 minutos en lancha desde la isla.
La nueva urbanización está siendo construida en una colina tropical que fue despejada. Los futuros residentes aspiran a nombrarla Isber Yala, que significa Árbol de Níspero. En este nuevo hogar, cada familia contará con un terreno de 300 m², que albergará una vivienda de 49 m² con dos habitaciones, baño, comedor y cocina. Además, tendrán acceso a agua potable y electricidad, y tendrán la posibilidad de ampliar la casa o cultivar un huerto.
¿Cómo está afectando el cambio climático a Panamá en general?
En los últimos años, se han realizado diversos estudios a nivel nacional que ponen de manifiesto las principales amenazas derivadas del cambio climático que afectan al país. Entre ellas, se destacan las lluvias prolongadas, las temporadas secas más intensas, así como el aumento del nivel del mar.
Estas amenazas han tenido impactos negativos significativos en sectores clave de interés nacional, como la disponibilidad de agua durante la temporada seca, la creciente demanda de energía debido a las altas temperaturas, la pérdida de cultivos y suelos, el retroceso de la línea costera ante las marejadas, y el aumento de inundaciones en áreas urbanas, con consiguientes daños a la infraestructura y los servicios.
Basándonos en las proyecciones de nuevos escenarios de cambio climático con horizonte hasta 2030, 2050 y 2070 para Panamá, tanto a nivel nacional como por regiones hidroclimáticas, los modelos analizados anticipan un aumento en las temperaturas máximas y mínimas en todos los periodos de estudio y en ambos escenarios, abarcando todo el territorio nacional.
Además, las condiciones de desigualdad en las oportunidades para enfrentar las amenazas naturales, la distribución de la pobreza, la necesidad de un mayor seguimiento a obras o acciones para contrarrestar los efectos climáticos, así como el desafío de una mayor coordinación entre todos los interesados, contribuyen a que las condiciones de vulnerabilidad se intensifiquen y se manifiesten de manera más acentuada en la población con recursos limitados, principalmente en adultos y niños en situación de pobreza.