Museos: la nueva vitrina del activismo ambiental
En las últimas semanas, se han llevado a cabo una serie de protestas en museos de todo el mundo en las que activistas han realizado acciones disruptivas sobre obras de arte valiosas para llamar la atención sobre la crisis climática y la necesidad de proteger el medio ambiente.
Protestas y organizaciones activistas
Estas protestas han sido organizadas por grupos ecologistas como Just Stop Oil, Extinction Rebellion y Letzte Generation. Su objetivo es destacar la gravedad de la crisis climática y exigir la misma atención y protección para el planeta que la que se brinda al patrimonio artístico.
Ejemplos de activismo ambiental en museos
Algunas de las acciones realizadas incluyen lanzar un pastel a La Gioconda en el Louvre de París, arrojar sopa de tomate a Los Girasoles de Van Gogh y pegar las manos, e incluso la cabeza, a obras de Vermeer, Picasso y Andy Warhol.
Protesta en el museo del Prado
En el Museo del Prado en Madrid, dos activistas del colectivo Futuro Vegetal llevaron a cabo una protesta al pegar sus manos a los marcos de Las Majas de Goya y pintar “+1,5º” entre los lienzos para resaltar el aumento de la temperatura mundial. Su objetivo era transmitir el mensaje de que el Acuerdo de París ya no es suficiente para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius.
Planificación de las protestas
Las protestas no fueron improvisadas y requirieron una planificación cuidadosa, que incluyó estudiar el diseño del museo y seleccionar obras que no estuvieran protegidas para evitar daños a las piezas de arte.
Detenciones y cargos
Tras la protesta en el Museo del Prado, los activistas y dos periodistas que habían sido convocados para documentar la acción fueron detenidos y enfrentan cargos de alteración del orden público y daños al patrimonio histórico-artístico según el artículo 323 del Código Penal. Podrían enfrentar penas de prisión de seis meses a tres años o multas de 12 a 24 meses.
Futuro vegetal
Futuro Vegetal es el movimiento al que pertenecen estos activistas y se describe como “un colectivo de desobediencia civil y acción directa” que lucha contra la crisis climática promoviendo un sistema agroalimentario basado en plantas.
Debate sobre la eficacia de las protestas
El debate sobre la eficacia de estas protestas en museos se centra en si realmente logran concienciar sobre la crisis climática o si pueden generar rechazo hacia la causa. Algunos creen que estas acciones son efectivas desde el punto de vista mediático, mientras que otros argumentan que es necesario ir más allá de las protestas y trabajar en estrategias de largo plazo para provocar cambios reales en políticas y mentalidades.
Reacción del mundo del arte
El mundo del arte ha expresado su preocupación ante estas protestas, y cerca de un centenar de responsables de museos de todo el mundo han firmado una declaración conjunta expresando su rechazo a los ataques ecologistas contra las obras de arte. Argumentan que estas acciones subestiman la fragilidad de las obras de arte irreemplazables que forman parte del patrimonio cultural mundial.
Refuerzo de la vigilancia en museos
El ministro de Cultura de España, Miquel Iceta, ha anunciado un refuerzo en la vigilancia de los museos y pinacotecas españolas en respuesta a estas protestas, aunque reconoce que no existe un riesgo cero y que cerrar los museos no es una solución.
Opiniones divergentes
El debate sobre estas protestas continúa, con opiniones divergentes sobre su eficacia y sus implicaciones. Algunos argumentan que estas acciones llaman la atención sobre la crisis climática de manera efectiva, mientras que otros creen que podrían poner en peligro obras de arte invaluable y deben ser replanteadas.
Las protestas de activistas en museos en nombre del cambio climático han generado un debate sobre su eficacia y sus implicaciones tanto en el ámbito medioambiental como en el del arte. Mientras algunos ven estas acciones como una forma efectiva de concienciar sobre la crisis climática, otros están preocupados por el riesgo de dañar obras de arte históricas e irreemplazables. Este debate refleja la complejidad de la relación entre activismo y arte en el contexto de la emergencia climática, frente al ya clásico activismo de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, con métodos acaso más tradicionales aunque sumamente efectivos.