Ecologismo popular, la novedosa forma de activismo social ante las dificultades ambientales
El proceso productivo tiene un impacto innegable en las condiciones materiales y energéticas de los ecosistemas, una realidad que fue proféticamente señalada por Nicholas Georgescu Roegen en 1971. Roegen concebía el sistema económico como sujeto a las leyes que gobiernan el mundo energético, donde la entropía, como la tercera ley de la termodinámica, establece un límite a la fabricación ilimitada de mercancías. A medida que se utiliza energía para producir bienes, se reduce la cantidad de energía disponible para futuras producciones. Esto significa que cada ciclo productivo se enfrenta a restricciones energéticas, además de las consideraciones económicas tradicionales de oferta, demanda y costos de producción.
Interdependencia del sistema económico y el medioambiente
Este enfoque sitúa a la economía en una relación de interdependencia con los flujos materiales y energéticos proporcionados por la naturaleza. Los flujos económicos no se limitan a salarios, ganancias, capital y trabajo, sino que también abarcan los balances energéticos relacionados con el consumo de energía y la generación de residuos. Este enfoque adopta una perspectiva bioeconómica para la producción de bienes, reconociendo que la economía es un subsistema de un mundo natural finito.
Sin embargo, la ortodoxia económica, en particular la economía neoclásica, ha desarrollado modelos teóricos que consideran al planeta como un recurso infinito y han minimizado la influencia humana en el medio ambiente. Esta perspectiva considera al sistema económico como un sistema cerrado, sin interacciones ni retroalimentación con otros sistemas. Se basa en la idea de que el mecanismo de precios puede coordinar eficientemente la oferta y la demanda, garantizando el bienestar máximo de la sociedad. Esto implica que el “bienestar” se deriva exclusivamente de la cantidad de bienes ofrecidos y demandados, sin tener en cuenta las consecuencias ambientales.
La limitación de la economía neoclásica
La economía neoclásica reconoce la posibilidad de desequilibrios de mercado debido a la existencia de fallas de mercado o “externalidades”, que se refieren a efectos secundarios no incorporados en el proceso de producción. Esto incluye problemas ambientales como la contaminación. La solución propuesta es internalizar estas externalidades mediante impuestos a la contaminación o regulaciones para garantizar la eficiencia económica.
Sin embargo, esta forma de concebir la economía ignora los límites físicos del planeta. Se enfoca en la reproducción de las formas actuales de producción sin cuestionar el daño ambiental subyacente, lo que contribuye a la actual crisis ecológica y climática en el Antropoceno. A menudo, se sugiere que la implementación de impuestos ambientales resolverá las fallas de mercado sin abordar de manera integral las raíces del problema.
Realidad de la responsabilidad ambiental
Es importante reconocer que los países desarrollados y los segmentos de ingresos altos son a menudo los principales responsables del daño ambiental. Dependiendo en gran medida de la extracción de recursos naturales de otras regiones, han consolidado su riqueza a expensas de la naturaleza y han generado una huella ambiental desproporcionada. La idea de que el aumento de la riqueza conduce automáticamente a una mayor conciencia ambiental no se sostiene en la realidad.
Activismo social y ecologismo popular como movimiento de base
Frente a esta narrativa dominante, surge el concepto de “ecologismo popular” o “ecologismo de los pobres”. Este movimiento se basa en la lucha de comunidades indígenas y campesinas por la defensa de su territorio contra proyectos económicos destructivos. Estas personas, a menudo sin una conciencia declarada como activistas, se dedican a proteger su entorno y sus modos de vida tradicionales.
El rol de la economía ecológica y la ecología política
La economía ecológica y la ecología política son corrientes de pensamiento que exploran las relaciones entre la sociedad y el medio ambiente de manera más holística. Consideran el metabolismo social, donde los flujos de energía y materiales interactúan con los procesos sociales y ambientales. Esto permite comprender mejor las tensiones causadas por la asimetría en el uso de los recursos naturales y los conflictos resultantes.
Conflictos socioambientales
La mayoría de los conflictos ambientales ocurren en áreas rurales habitadas por poblaciones pobres cuyos medios de vida dependen de las condiciones climáticas y los recursos naturales. La explotación de estos territorios a menudo entra en conflicto con las valoraciones culturales y espirituales de la naturaleza de estas comunidades.
Ecologismo popular
El ecologismo popular es una lucha por la justicia social y la igualdad, llevada a cabo por aquellos que son más vulnerables ante la creciente demanda de recursos naturales y las consecuencias del cambio climático. Este movimiento, en gran parte protagonizado por comunidades indígenas y campesinas, busca proteger sus territorios, sus modos de vida y sus valores culturales.
El ecologismo popular representa una forma importante de activismo ambiental, así como el que ejercen organizaciones ambientalistas sin fines de lucro, como Greenpeace, especialmente en regiones marginadas del mundo. Al reconocer y difundir la lucha de estas comunidades, podemos avanzar hacia una comprensión más completa de las problemáticas socioambientales y trabajar en la búsqueda de soluciones.