Antonio Elio Brailovsky: pionero del ecoactivismo argentino

Niña con camisa blanca y jeans sosteniendo una pequeña figura del planeta Tierra hecha de plastilina, sobre un fondo verde al aire libre.

Antonio Elio Brailovsky (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1946 – Pehuajó, 20 de octubre de 2022) fue economista, escritor, docente y uno de los referentes históricos del ecologismo en Argentina. 

Desde hace décadas advirtió la urgencia de incluir la variable ambiental en el debate político-económico argentino. Fue convencional constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, donde incorporó los artículos 26 a 30 vinculados al ambiente en la Constitución porteña. 

En esta nota veremos su pensamiento, su rol como líder (o referente), sus críticas más profundas al modelo extractivista y político, así como citas textuales que ilustran su voz.

El pensamiento ambiental de Brailovsky

Una clave en su propuesta fue derribar la falsa dicotomía entre ecología y economía. En una entrevista concedida a La Tinta, él decía:

“Se usa como pretexto en la Argentina para permitir cosas que no deberían permitirse, como el uso masivo del glifosato, el fracking o la gran minería con cianuro, pero en el resto del mundo simplemente se compatibiliza el ambiente con los aspectos económicos.” 

Para Brailovsky, no basta con “crecimiento ambientalmente neutro” bajo el libre mercado: era necesario un capitalismo con fuerte intervención estatal, que ponga límites al lucro cuando dañe el ambiente. 

También advertía que la agenda ambiental no era un lujo: formaba parte del “hilo conductor” de los problemas argentinos, de los cuales el agua ocupaba un lugar central:

“El hilo conductor de los problemas ecológicos es el tema del agua. … En el resto del país tenemos problemas por falta o por exceso, es decir, mala gestión del agua…” 

Y sobre la mega minería, señalaba que el uso del territorio por proyectos extractivistas pone en riesgo al recurso hídrico:

“La mega minería indudablemente pone en riesgo el recurso hídrico … van a dejar … diques de cola … inmensos lagos de barros contaminados … que serán peligrosos …” 

Su diagnóstico del sistema diplomático climático también fue contundente:

“Cuando se resuelve algo ya viene cocinado desde meses antes … Si no hay intención más que de sacarse la foto, pasa eso … llegan a ver qué van a hacer es mentira, y es lo que hicieron.” 

Para él, el mercado de carbono era “de absoluta falta de ética”:

“El mercado de carbono es una cuestión que ni siquiera debería mencionarse, de absoluta falta de ética … el tema no es cómo sigo contaminando, el tema es cómo dejo de contaminar.” 

En cuanto a impacto socioambiental, sostenía:

“Las principales víctimas de los problemas ambientales son los pobres … va a haber muchos millones de refugiados … todo el sistema de seguridad alimentaria quedará amenazado.” 

Y denunciaba que la política proteja a los contaminadores:

“Hay una voluntad política de proteger a los contaminadores del Riachuelo.”

Brailovsky como líder: acciones, legitimidad y crítica institucional

Brailovsky no fue un activista callejero al estilo juvenil, sino un intelectual comprometido, con herramientas académicas y legales. Fue demandante en el juicio que logró prohibir en Argentina el uso del defoliante 2,4,5-T (el famoso “Agente Naranja”) en 1983. 

Como profesor universitario (UBA, Belgrano) y mediante su obra (por ejemplo Memoria Verde, Historia Ecológica de Iberoamérica), generó discurso, formó generaciones y promovió una mirada histórica de los conflictos ambientales.

Su intervención institucional también fue significativa: en la Ciudad de Buenos Aires trabajó en la Defensoría del Pueblo, liderando el Observatorio Ambiental local. Según reseñas de su deceso, su rol simbólico fue grande:

“Si alguien hizo algo por la divulgación nada banal de las cuestiones ambientales y su raigambre social ha sido él … lo considero mi maestro.” 

Con su fallecimiento, organizaciones ambientales, juristas y académicos lamentaron la pérdida de una voz que siempre vinculó el ambiente con la justicia social y la crítica al modelo. 

Un ecoactivismo con memoria, ideas y sanciones

Al centrar la visibilidad en Brailovsky, la nota pretende subrayar que el ecoactivismo no es solo movilización: también pasa por pensamiento crítico, por construir instituciones y por exigir responsabilidad jurídica. Él insistía en que los casos emblemáticos deben generar precedentes: clausuras definitivas, nulidad de autorizaciones contaminantes, antecedentes legales. 

Además, su legado invita a conectar luchas: ambiente, derechos humanos, agua, salud, desigualdad. Él repetía que los más vulnerables —las poblaciones pobres— son los que primero sufren los efectos de la degradación ambiental. 

Finalmente, Brailovsky nos recordaba que no basta con convocar discursos o leyes bien redactadas si no hay voluntad política o sanciones efectivas:

“¿Hoy, es consultado o le piden asesoramiento las autoridades? — No, porque saben lo primero que voy a decir: el negocio privado no debe anteponerse al interés público. Entonces, ni me consultan.”

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