Las consecuencias de la contaminación acústica en las ciudades


A medida que las ciudades crecen, su desarrollo trae aparejados diversos tipos de contaminación. Desde la polución del aire por los gases producidos por la quema de combustibles, hasta la contaminación de los suelos y el agua. Pero hay un tipo de contaminación que suele pasar desapercibida: la contaminación acústica.
Esta clase de polución se produce cuando en las ciudades se producen ruidos no deseados de forma persistente y a una alta intensidad. En las ciudades, las principales fuentes son el tráfico vehicular, los trenes, los aeropuertos, las industrias, y algunas actividades de ocio y domésticas. Y aunque no lo parezca, esta clase de contaminación puede tener serios impactos sobre la salud y el bienestar de las personas que la padecen.
El ruido urbano suele ser mayor durante las horas pico, donde hay mayor cantidad de vehículos en las calles y las diferentes actividades económicas generan sonidos superiores a los niveles tolerables. De hecho, los expertos señalan que el 70% del ruido en las grandes urbes proviene de motores de transporte público, colectivos y motocicletas.
Los límites de la contaminación acústica
Los sonidos de la ciudad impactan directamente en los sentidos de sus habitantes y pueden generar estrés constante en ellos, además de interferir en su concentración en la vida cotidiana. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el límite de sonido que puede oír una persona sin alterar su salud es de 65 decibeles.
Sin embargo, sus efectos negativos pueden comenzar a manifestarse cuando se superan los 55 decibeles durante el día y los 40 por la noche. Además, la exposición constante a más de 75 decibeles incrementa el riesgo de padecer daños auditivos. Es por eso que organizaciones ambientalistas como Greenpeace luchan para que los gobiernos del mundo contribuyan en la mitigación de los ruidos en las ciudades para proteger a la población de la contaminación sonora.
¿Cómo impacta la contaminación acústica en la salud de los humanos?

La contaminación acústica no solo afecta el oído, sino que puede tener efectos negativos en el sueño, la concentración y el bienestar general de los seres humanos. A su vez, estos efectos pueden derivar en alteraciones cognitivas, disminución del rendimiento y hasta problemas de salud mental. Esto es especialmente peligroso cuando la exposición se prolonga en el tiempo, o cuando los afectados son personas mayores, niños o comunidades vulnerables.
Pero tal vez el efecto más conocido y grave sea la hipoacusia, es decir, la pérdida parcial o total de la capacidad auditiva. A esto se suman los llamados acúfenos (cuando una persona oye zumbidos o pitidos sin que una fuente externa los produzca). Por otro lado, existen consecuencias negativas de la contaminación sonora para las mujeres embarazadas en el momento del parto, así como diversos efectos sobre la salud cardiovascular, como hipertensión, diabetes y cardiopatías.
Las personas más afectadas son aquellas que viven cerca de avenidas, aeropuertos o zonas industriales. Mientras que la falta de regulación y la ausencia de espacios silenciosos en las ciudades suelen agravar estos problemas. Por eso, es necesario que la planificación urbana considere el control del ruido para garantizar una mejor calidad de vida a los ciudadanos.
¿Cómo influye el ruido en la salud de los animales urbanos?
Como es de imaginarse, el ruido no solo afecta a los seres humanos, sino que también altera la vida de la fauna urbana. La mayoría de las aves, los insectos y los anfibios dependen de señales sonoras para comunicarse, reproducirse y defender su territorio. Los ruidos fuertes y constantes alteran sus patrones de reproducción y alimentación, aumentando su vulnerabilidad ante los depredadores.
Además, las especies que permanecen expuestas al ruido pueden experimentar estrés crónico, lo que a su vez afecta su supervivencia y su capacidad de adaptación. Finalmente, la contaminación sonora acaba provocando cambios en sus comportamientos y los fuerza a desplazarse de sus hábitats naturales. Está pérdida de biodiversidad afecta directamente a la resiliencia de los ecosistemas locales que ven alterados procesos como la polinización o la dispersión de semillas.

La importancia de espacios urbanos sin contaminación sonora
Para contrarrestar la contaminación acústica es fundamental crear parques y espacios urbanos silenciosos en los entornos urbanos. Recientemente, National Geographic y la organización Quiet Parks International (QPI) crearon una certificación para aquellos lugares donde el nivel de ruido no supera los 45 decibeles.
Estos espacios proporcionan beneficios para la salud mental, la recuperación del estrés y la conexión con la naturaleza dentro de entornos urbanos densamente poblados. Por eso, ciudades como Nueva York, Nueva Orleans, París y Brisbane, en Europa, o la Reserva Nacional Río Clarillo, en Chile, ya están trabajando en sus procesos de certificación.