El activismo argentino como clave para cuidar el medio ambiente


Nicole Becker, activista argentina, se convirtió en una de las voces más influyentes del eco activismo juvenil en América Latina.
Cofundadora de Jóvenes por el Clima Argentina, logró instalar la agenda ambiental en la discusión pública nacional y regional, con un enfoque que vincula la crisis climática con los derechos humanos y la justicia social.
Su primera irrupción comenzó en 2019, cuando junto a un grupo de amigos organizó la primera movilización nacional inspirada en el movimiento Fridays for Future.
Jóvenes de todas las edades salieron a las calles bajo una consigna más que clara: exigir acciones concretas frente a la emergencia climática. “La crisis climática es un asunto de derechos humanos… es un cambio que cambió totalmente mi manera de entender el tema”, afirmó al recordar sus inicios.
Desde entonces, participó en cumbres internacionales como la COP26, donde dialogó directamente con líderes mundiales. También incidió en la sanción de leyes clave en Argentina, entre ellas la Ley de Cambio Climático, la Ley de Educación Ambiental Integral y la ratificación del Acuerdo de Escazú.
Para Becker, sin embargo, la aprobación de normas es apenas un primer paso: “El mayor reto es transformar las leyes sobre papel en realidad… fiscalizar que se cumplan en todo el país”, aseguró en entrevistas.
“Uno de los mayores problemas que tenemos… es cómo la comunicamos, porque se ve como algo del futuro cuando en realidad es del presente”, señaló en una de sus intervenciones recientes.
La joven activista también pone el foco en la dimensión regional del problema. “Mientras en Europa los debates climáticos suelen parecer lejanos, en América Latina los impactos son concretos: incendios devastadores, olas de calor récord e inundaciones que afectan sobre todo a las comunidades más vulnerables. A quienes más afecta la crisis climática es a los países del sur global”, remarcó.
En el plano político, reconoce que los obstáculos no son solo legislativos, sino también culturales e informativos. Muchos jóvenes, dice, desconocen las herramientas legales con las que cuentan para defender el ambiente. Por eso propone fortalecer el acceso al derecho como herramienta de acción y construir redes que vinculen a activistas con especialistas legales y científicos. “La ausencia de información y de acceso al sistema legal es uno de los mayores desafíos de nuestro activismo”, advirtió.
Su mirada combina optimismo y realismo. ¿El motivo? Insiste en que aún hay tiempo para frenar la crisis climática, aunque reconoce que la ventana de acción se cierra rápidamente. “La crisis climática sí se puede parar… depende de la presión que pongamos hoy en día a los tomadores de decisiones”, sostiene. Ese convencimiento, dice, es lo que la impulsa a seguir adelante cada día: “No habría activismo si no creyera en la posibilidad real de cambio”.
Más allá de las calles y los medios, Becker es referente para la juventud. Día a día asegura que el ecoactivismo es una manera de participar en la vida pública y de exigir un futuro habitable.