Aumentan los requisitos ambientales para las exportaciones a la Unión Europea


La Argentina se encuentra entre los países más afectados por las nuevas normativas de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación, alcanzando alrededor de 4.645 millones de dólares, que representa el 5% de sus exportaciones anuales de bienes, según la consultora Fundar. Esta normativa no es un caso aislado, ya que un número creciente de naciones están implementando exigencias ambientales en el comercio. Los especialistas consideran que, aunque estas demandas suponen un reto, también representan una oportunidad, ya que cumplir con ellas puede ayudar a lograr objetivos a largo plazo, como los compromisos climáticos y medioambientales que ha asumido el país, además de mejorar las prácticas de producción.
Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), señala que hay un “retraso” en las regulaciones multilaterales en este ámbito. Actualmente, para cumplir las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de manera legal, cualquier medida ambiental que pueda influir en el comercio internacional debe estar alineada con las excepciones estipuladas en el artículo 20 del GATT, enfocadas en la protección de la vida humana, animal y vegetal. Esta situación es parte de la agenda del G20, ya que existe preocupación por la falta de progreso en las “Discusiones Estructuradas sobre Comercio y Sustentabilidad Ambiental” (TESSD), que buscan llegar a un consenso sobre nuevas reglas multilaterales.
En este panorama, la Unión Europea se destaca en la formulación de políticas públicas, abarcando dos de las seis prioridades de la Comisión Europea para el periodo 2019-2024: el “Pacto Verde Europeo” (que busca lograr la neutralidad climática para 2050 y una reducción del 55% de emisiones para 2030) y “Europa más fuerte en el mundo,” que propone “liderar la actualización y reforma de la OMC.” En este contexto, la UE ha emitido varias directivas ambientales que no solo atañen a la gestión interna, sino que también regulan el comercio internacional, las inversiones y la gobernanza.
Dentro de las directivas más relevantes para las exportaciones argentinas, CERA señala las regulaciones sobre Deforestación Importada, la del Ajuste de Carbono en Frontera (que está en vigor desde octubre pasado), el conjunto de normativas sobre Tráfico Marítimo, la Regulación de Productos Sustentables y la directiva sobre la Diligencia Debida de las Empresas en el ámbito de la Sostenibilidad.
Recientemente, la Bolsa de Comercio de Rosario lanzó “Visec”, una plataforma que garantiza que la soja y la carne bovina se produzcan sin deforestación. El ejecutivo Javier Cervio destaca que esta herramienta es esencial para los exportadores de estos productos, ya que deben cumplir con los requisitos de la UE que comenzarán el 30 de diciembre. Esto implica que cada productor deberá comprobar que no ha deforestado desde el 31 de diciembre de 2020.
La Unión Europea recibe el 20% de la soja y sus derivados, mientras que para otros países competidores es menor (Brasil recibe el 15% y Estados Unidos menos del 10%). Según Cervio, es vital que como sector nos preparemos y abordemos el asunto como nación, ya que tomar acciones individuales no es eficaz. Existe una oportunidad, ya que otros países tienden a seguir los pasos de la UE. Considera que la producción en el país está “muy bien posicionada” y menciona que Argentina es pionera y líder en el uso de siembra directa, además de que la deforestación es casi inexistente en las tierras agrícolas. Resalta que el “desafío” es “demostrarlo a través de una certificación sin alterar los canales comerciales ni las vidas de los productores”.
Landa reconoce que no se puede ignorar la posibilidad de que las medidas de la UE sean “eventualmente un motivo para arbitraje respecto a su relación con las obligaciones actuales” en la OMC. En el TESSD, donde participan tanto Argentina como la UE, se ha señalado que “la consistencia con el acuerdo de París debe ser un requisito para elaborar políticas que impacten el comercio en el futuro. Sin embargo, este ‘principio futuro’ puede no estar siendo considerado en estas normativas”. Para la CERA, es “fundamental” que todos los cálculos, auditorías y certificaciones que se realicen mediante procesos y estándares reconocidos a nivel internacional y emitidos por organismos acreditados del país de origen sean “aceptados por la otra parte”.
Este aspecto es crucial para evitar que el proceso de certificación se convierta en un obstáculo comercial, algo que ha sucedido en varios casos. Landa menciona que ya han planteado este problema en el Business 20 ante el G20 Brasil y lo consideran “esencial para el trabajo presente y futuro de nuestros productores y exportadores”.
Otro elemento mencionado es la importancia de seguir la evolución de los productos que cumplen con los requisitos establecidos. En el caso de la Deforestación Importada, por ejemplo, se planea en 2025 una evaluación (según criterios aún desconocidos) sobre la inclusión del maíz y biocombustibles, así como la expansión hacia “nuevas tierras boscosas”. En cuanto al Ajuste de Carbono en Frontera, actualmente solo incluye ciertos productos intermedios que emiten mucho CO2, pero tiene un “gran potencial” para extenderse a productos finales.
Discusión importante
Prem Zalzman, cofundador y director de la consultora Kolibrí, explica que los temas ambientales se han vuelto esenciales para los negocios, al punto que los CEOs ya participan en estas conversaciones. Señala que, además de las “presiones” de los mercados, también existen presiones internas y menciona que lo que está ocurriendo en la UE, que impulsa a otras regiones a cumplir con los requisitos, también se ve en las cadenas de valor donde las empresas actúan de igual manera con sus proveedores.
Él reconoce que las empresas y sectores tienen diferentes niveles de preparación y confía en que a medida que aumentan los requisitos, los costos de los procesos disminuirán: “La rapidez de los cambios es ahora mucho mayor de lo que se pensaba hace cuatro años, y es claro que los requisitos impactan tanto hacia arriba como hacia abajo en la cadena de valor”.
Desde España, Jordi Juanos, director de la fundación Plant for the Planet, enfatiza que todos deberíamos preocuparnos por los requerimientos ambientales. Reducir la huella de carbono siempre traerá beneficios; el cambio climático afecta al planeta de manera desigual, y existe una responsabilidad personal, institucional y corporativa para mejorar esas condiciones.
Sebastián Rodríguez, fundador de Impact Trade, completa este análisis. Afirma que las regulaciones impulsadas por la UE son “un requerimiento y también un estímulo para crear productos y servicios ambientales y sostenibles”. Coincide con otros expertos en que se trata del mercado “más avanzado; establece un estándar para los demás, define los parámetros para todos”. Está convencido de que las empresas ya han comenzado a “aceptar” el cambio que proponen estas normas.
Landa señala que hay regulaciones de la UE que están empezando a aplicarse en otras regiones, lo que puede tener un impacto “significativo” en las exportaciones argentinas. Menciona la iniciativa “Prove It” en el Congreso de Estados Unidos que, a través del Departamento de Energía, subsidiará la realización de cálculos y verificaciones necesarias que los fabricantes locales tendrán que llevar a cabo cuando se vean afectados por el Ajuste de Carbono en Frontera. “Otros países como Corea del Sur e India están considerando implementar medidas similares”, agrega.
Dos Mates es una firma originaria de Córdoba que se enfoca en el sector agroindustrial. Se dedica a la producción, procesamiento y exportación de productos especiales como poroto, maíz pisingallo, garbanzo y girasol de confitería, y cuenta con diversas certificaciones, entre las que destaca la “B”, que evalúa su impacto social y ambiental. Sus exportaciones se dirigen a múltiples lugares, siendo Asia su mercado principal. Pablo Romero, el gerente de comercio, aclara que los requisitos varían según los mercados, aunque en general se están ampliando.
Cada vez son más las solicitudes para medir la huella de carbono; en el sector alimentario, todo lo que se pueda probar y tenga trazabilidad es preferido, comenta. Además, menciona que estas exigencias no siempre se traducen en precios más altos y que, en ocasiones, existe el riesgo de que se utilicen como “barreras de entrada”.
Federico Haefeli, ejecutivo de Pinturas Paclin, que exporta a Paraguay, Uruguay y Bolivia, reconoce que las fábricas de pinturas han cambiado sus tecnologías hacia métodos más “limpios y menos contaminantes” debido a su relación con los hidrocarburos. El año anterior, obtuvieron la certificación como “empresa B”. “Ahora somos parte de una comunidad global de empresas que se comprometen con la sostenibilidad y el impacto positivo -señala-. Esto también nos habilita a ser proveedoras de otras industrias que aprovechan estas certificaciones para acceder a nuevos mercados”.
Haefeli destaca que han iniciado un proceso con “acciones destinadas a generar efectos positivos, no solo para mitigar el daño al medio ambiente, sino para contribuir a un mundo mejor. Hemos certificado como empresa B e ISO 14001 (impacto ambiental). Nos alineamos con los estándares internacionales, especialmente con aquellos fuera de nuestra región, que son bastante flexibles en estos requerimientos”.