Día del Animal: ¿mayor riesgo para las especies debido a parques nacionales desfinanciados?

Cartel de advertencia que indica “Precaución: animales salvajes” en un sendero rodeado de bosque.
Cartel de advertencia que indica “Precaución: animales salvajes” en un sendero rodeado de bosque.
Un sendero en medio del bosque con un cartel advierte sobre la presencia de animales salvajes, recordándonos la necesidad de preservar sus hábitats.

Cada 29 de abril, celebramos el Día del Animal. Esta conmemoración nos invita a pensar sobre nuestra interacción con la naturaleza y las diversas especies que pueblan nuestro planeta. En la actualidad, en todo el mundo, miles de especies de animales enfrentan el riesgo de extinción. Argentina también enfrenta esta problemática. Sin embargo, ¿qué desafíos se presentan hoy en día?

En este marco, hablamos con Irene Wais, quien es bióloga de la UBA y ecóloga por la Oregon State University (IG: @waisirene), y Daniel Somma, ingeniero agrónomo que fue presidente de la Administración de Parques Nacionales de Argentina (2019-2021).

Wais señala que existen varios factores alarmantes que aceleran la desaparición de especies. Primero, mencionó “la destrucción de hábitats debido a la alteración de ecosistemas, resultado de la actividad humana, como es el caso de la deforestación. Esto se conoce como estrés ambiental en ecosistemas sometidos a presión”. También se refirió a la contaminación, el calentamiento global y la introducción de especies exóticas.

En cuanto al deterioro y fragmentación de hábitats, muchas especies animales han sufrido severas pérdidas. Un ejemplo notable es el yaguareté, el felino más grande de América, conocido como el “tigrecito” del billete de $500, cuya población ha caído a menos de 200 individuos debido a la reducción de la Selva Paranaense, ocasionada por la expansión agrícola y la caza ilegal.

Otro animal en peligro crítico es el tatú carreta, cuya supervivencia está igualmente amenazada por la deforestación y la caza. Esta lista no es completa: el tapir, el huemul, la rana patagónica y el venado de las pampas son solo algunos ejemplos más. Se estima que, en nuestro país, más de 500 especies de animales están en peligro de extinción.

Al preguntar a Irene sobre la relevancia de los parques nacionales y áreas protegidas, la bióloga enfatizó que estos lugares juegan “un papel crucial, ya que son donde los ecosistemas se conservan en estado natural”. También advirtió sobre las deficiencias en las políticas públicas actuales y su aplicación: “Es necesario ampliar las áreas protegidas y no descuidar las que ya existen”.

Daniel Somma posee una comprensión profunda sobre los parques nacionales, los cuales considera que actualmente están entre las áreas de soberanía más descuidadas. Según Somma, el deterioro y el abandono de estos parques se deben a tres problemas principales: la falta de medidas preventivas, la carencia de una perspectiva transdisciplinaria y la escasa inversión en educación y formación.

“Generalmente, las acciones preventivas no son visibles y no generan atención en los medios, por lo que no se les asigna presupuesto”, afirmó el ingeniero. “Además, la falta de capacitación de los equipos y de una gestión técnica adecuada también contribuyen a la situación. Sin medidas preventivas, cuando ocurren los incendios, la reacción es menos efectiva”, añadió.

Este año, los incendios fueron más frecuentes que en muchas ocasiones anteriores. La Patagonia, históricamente considerada un entorno prístino y casi virgen, vivió una situación caótica durante varios meses. En el Parque Nacional Lanín, ubicado en Neuquén, se quemaron más de 22.000 hectáreas. A tan solo 16 kilómetros de El Bolsón, en Mallín Ahogado, el fuego consumió 3.000 hectáreas, y en el Parque Nacional Nahuel Huapi, cerca de Bariloche, se destruyeron más de 11.000 hectáreas. En este último incidente, la devastación traspasó la frontera, afectando áreas de Chile.

En este contexto, el ingeniero agrónomo señaló que el personal de los parques nacionales, al igual que otros trabajadores del Estado, “está enfrentando un proceso de estigmatización y agresión por parte de un gobierno que critica al Estado”. Somma considera que esta situación afecta directamente la administración de los parques: la disminución de la valoración del servicio público y la reducción de salarios impactan la calidad del trabajo, que demasiado a menudo depende solo de la buena voluntad de los que lo realizan. “Si además las condiciones se vuelven más difíciles, sin equipos adecuados para manejar el fuego, sin líderes capacitados para los brigadistas y sin formación continua, la capacidad de respuesta se ve cada vez más limitada”, enfatizó.

Wais y Somma coincidieron en que la protección de los parques nacionales y las áreas protegidas necesita apoyo de políticas estatales y de las comunidades locales. La conservación de estos espacios no solo asegura la biodiversidad, sino que también sostiene la soberanía, resguarda fuentes de agua y tiene el potencial de incrementar el ecoturismo de manera significativa. Wais considera que es urgente ampliar y fortalecer las áreas protegidas; para Somma, la defensa de estas zonas también requiere una colaboración interdisciplinaria, así como una formación que considere diversas perspectivas para abordar todos los desafíos que enfrentan los parques.

Frente a la crisis ambiental e institucional actual, dejar de lado los parques implica también renunciar a nuestra soberanía y permitir que la ignorancia prevalezca. La prevención no siempre es atractiva, pero es esencial. Es fundamental proporcionar capacitación continua a todos aquellos que trabajan en el área. Los recursos y herramientas deben destinarse al cuidado del medio ambiente, en lugar de generar quejas. Ninguna provincia debería convertirse en un lugar árido, explotado por intereses externos. La preservación de cada parte de nuestra nación debe ser la pauta. No debemos aceptar menos que eso.

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