Día de la Tierra 2025


La crisis climática ya no es algo que debamos temer en el futuro; se ha convertido en una devastadora realidad presente. La Organización Meteorológica Mundial ha confirmado que el año 2024 marcó el récord de ser el más cálido en la historia, con una media global de temperatura que superó en 1,55 °C los niveles de referencia previos a la industrialización. Los últimos diez años han sido los más calurosos desde que tenemos registros, lo que indica una tendencia alarmante que está afectando a ecosistemas enteros, acelerando la pérdida de glaciares y poniendo en peligro a millones de personas.
Glaciares en retroceso, océanos al límite y millones de vidas impactadas
En los pasados tres años, hemos visto las pérdidas de hielo glaciar más grandes jamás documentadas. La rápida desaparición de los glaciares es un aviso que no podemos continuar ignorando. Además, desde el año 2000, el total de pérdida de masa glaciar a nivel mundial ha contribuido en 18 mm al aumento del nivel del mar.
“Estamos enfrentando un colapso ambiental cuyos signos ya son imposibles de pasar por alto. El retroceso de los glaciares no es solo un indicativo de la crisis climática, sino también una amenaza directa para más de 2.000 millones de personas que dependen del agua que estos glaciares liberan”, comentó Agostina Rossi Serra, experta en biodiversidad de Greenpeace Argentina.
Según Greenpeace, el calentamiento también se está sintiendo en el mar. En 2024, se registró la temperatura oceánica más alta de la historia y se alcanzó el octavo récord consecutivo en el contenido de calor. En cuanto al nivel del mar, este alcanzó un nuevo máximo: el ritmo de aumento se ha duplicado desde el inicio de las mediciones por satélite. Estos cambios impactan directamente en la seguridad alimentaria y en la capacidad de los océanos para absorber carbono, agravando aún más la crisis climática.
Argentina, en la primera línea del impacto
Cabe destacar que nuestro país no es una excepción. Desde 1976, las temperaturas en las montañas argentinas han aumentado entre 0,2°C y 0,3°C cada diez años. Este incremento de temperatura ha provocado el retroceso de 48 de los 50 grandes glaciares en los Andes patagónicos del Sur en las últimas décadas. Además, en la región de los Andes desérticos, que va de Jujuy a San Juan, se estima que la superficie de los glaciares ha disminuido en un 8% en la última década.
“En Argentina, la retirada de los glaciares debido a la crisis climática pone en peligro el acceso al agua para más de 7 millones de individuos que dependen de cuencas hídricas que son alimentadas por glaciares. Para abordar esta problemática, el país dispone de una ley pionera en la región: la Ley 26.639, que protege estos ecosistemas vitales al restringir actividades humanas que podrían dañarlos. Si no hubiera esta ley, la situación de los glaciares sería mucho más seria”, comentó Rossi Serra.
La acción climática no puede demorarse.
Las evidencias son claras: al menos uno de cada cinco individuos en el planeta se expuso a temperaturas altas, influenciadas por la crisis climática, cada día entre diciembre de 2024 y febrero de 2025. En ese intervalo, 394 millones de personas enfrentaron al menos 30 días de calor extremo.
Ante esta situación, las soluciones están disponibles: una transición energética justa, la protección de ecosistemas esenciales y políticas audaces pueden alterar la dirección actual. Greenpeace advierte que la emergencia climática exige cambios profundos y urgentes en los sistemas de producción, energía y consumo.
“El Día de la Tierra no debe ser únicamente una fecha simbólica. Debe ser un punto de quiebre. La ciencia ya ha alertado sobre las consecuencias de la inacción, ahora corresponde a los gobiernos actuar de manera decisiva y valiente. No hay tiempo que perder”, finalizó Rossi Serra.