Medir la huella de carbono para optimizar la sostenibilidad agropecuaria: el caso de Compañía de Tierras del Sud Argentino

En un contexto donde el cambio climático es una prioridad global, las empresas agropecuarias buscan cada vez más adoptar prácticas que minimicen su impacto ambiental. Compañía de Tierras del Sud Argentino (CTSA), parte del grupo italiano Benetton, ha tomado un paso decisivo en la medición y reducción de su huella de carbono. Este caso ejemplifica cómo una firma agropecuaria puede combinar prácticas productivas con la sostenibilidad, contribuyendo al bienestar del planeta mientras mejora la eficiencia en sus operaciones.

El concepto de huella de carbono se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por actividades humanas. En el sector agropecuario, las actividades productivas, como la ganadería y la agricultura, tienen una significativa influencia sobre estas emisiones. Medir la huella de carbono permite a las empresas entender el impacto de sus prácticas y tomar decisiones informadas para reducirlo. En este sentido, CTSA, con su enfoque proactivo, comenzó hace tres años a implementar evaluaciones propias de sostenibilidad, lo que le permitió ajustar su producción para mejorar la eficiencia ecológica.

El análisis de la huella de carbono en la Estancia Santa Marta de Balcarce, Buenos Aires, es un ejemplo claro de cómo se realiza esta medición. A través del apoyo financiero del Banco Galicia y la plataforma Puma, CTSA calculó sus emisiones en cultivos y ganadería. Los resultados mostraron que la rotación de cultivos de maíz con verdeo era una estrategia clave para capturar carbono, logrando incluso neutralidad de carbono en ciertas áreas. Ante esta información, la empresa decidió expandir la superficie destinada a esta rotación, incrementando de 460 hectáreas a 1423 hectáreas, con lo que optimizó su producción y contribuyó a la reducción de emisiones.

El impacto de la rotación de cultivos y el uso de tecnologías innovadoras

El uso de la rotación de cultivos en la agroindustria no solo ayuda a mejorar la calidad del suelo, sino que también contribuye a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Al alternar el maíz con el verdeo, se fomenta un ambiente más saludable para los cultivos y se optimiza el secuestrado de carbono. Gracias a esta rotación, CTSA logró balancear la captura de carbono en los suelos, lo que resultó en mejoras en la calidad del pastoreo y la eficiencia general de las operaciones agrícolas y ganaderas.

Además, la incorporación de tecnologías digitales como el uso de imágenes satelitales y la implementación de un sistema de monitoreo constante permite ajustar las prácticas en tiempo real. Estas herramientas facilitan la medición de la productividad de los forrajes, la eficiencia del pastoreo y el impacto del uso de fertilizantes. CTSA, de esta manera, utiliza la tecnología para adaptar su estrategia a las condiciones ambientales y mejorar la producción sostenible en diversas regiones, incluso en áreas tan remotas como la Patagonia, donde se buscará replicar estas estrategias.

Un enfoque holístico hacia la sostenibilidad y la innovación agropecuaria

El caso de Compañía de Tierras del Sud Argentino demuestra que la medición precisa de la huella de carbono es una herramienta poderosa que impulsa la transformación sostenible de la agroindustria. No solo facilita la toma de decisiones informadas, sino que también permite a las empresas implementar prácticas regenerativas que fomentan la agricultura y ganadería sostenible. Al adoptar enfoques innovadores y medibles, como la rotación de cultivos y el uso de tecnologías de simulación de emisiones, las empresas pueden reducir significativamente su impacto ambiental sin comprometer la producción alimentaria.

En el marco de su estrategia de sostenibilidad, CTSA también recibió recomendaciones de la plataforma Puma sobre cómo reducir aún más su huella de carbono, desde la utilización de biofertilizantes hasta la implementación de cultivos de cobertura. Estas acciones refuerzan el compromiso de la compañía con un futuro más sostenible y eficiente para la agroindustria, fomentando la preservación de los recursos naturales mientras responde a la creciente demanda mundial por prácticas de producción más responsables.

Este modelo no solo es una lección para las empresas agropecuarias de Argentina, sino también para todas las organizaciones del sector que buscan equilibrar sus actividades productivas con el respeto al medio ambiente. La medición, evaluación y simulación de la huella de carbono son herramientas fundamentales para avanzar hacia una agricultura más eficiente, menos contaminante y, sobre todo, más comprometida con el planeta.

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