Especies argentinas en peligro de extinción en 2024
El 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre, una ocasión para reflexionar sobre la fragilidad de las especies animales y vegetales en nuestro planeta. Lamentablemente, aproximadamente 1 de cada 8 especies silvestres en el mundo está amenazada de extinción, con consecuencias devastadoras en los ámbitos económico, ambiental y social.
Según el Informe Planeta Vivo 2022 de Fundación Vida Silvestre Argentina, se ha registrado un alarmante descenso promedio del 69% en la abundancia de poblaciones de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios a nivel mundial.
En Latinoamérica y el Caribe, regiones excepcionalmente biodiversas, este declive alcanza un preocupante 94%.
En Argentina, este fenómeno se traduce en una pérdida significativa de biodiversidad debido a factores como cambios en el uso del suelo, sobreexplotación de la flora y fauna, cambio climático, contaminación y la presencia de especies exóticas invasoras.
Compromiso y acción
Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, subraya la urgencia de proteger y restaurar los hábitats naturales del país.
La fundación trabaja en estrecha colaboración con la comunidad, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para mitigar las amenazas ambientales y promover leyes efectivas que salvaguarden los ecosistemas argentinos.
Especies Emblemáticas en peligro crítico
Argentina alberga una rica diversidad de especies únicas, muchas de las cuales están en riesgo de extinción. A continuación, algunas de las más representativas:
Venado de las Pampas
Antiguamente abundante en los pastizales del norte y centro de Argentina, el venado de las pampas ahora se encuentra restringido a pequeñas poblaciones en Buenos Aires, San Luis, Santa Fe y Corrientes.
La pérdida de pastizales naturales debido a forestaciones, pasturas implantadas y cultivos, junto con la depredación por perros domésticos y el impacto de especies exóticas como el chancho cimarrón, han reducido drásticamente su población a aproximadamente 2.000 individuos, colocándolo en peligro crítico de extinción.
Delfín Franciscana
Conocido por su aspecto y comportamiento similar a los monjes franciscanos, este pequeño delfín de río y mar habita exclusivamente en las costas de Argentina, Uruguay y Brasil.
La pesca incidental es su principal amenaza, y a pesar de que aún se estima una población de alrededor de 13.000 individuos en la Provincia de Buenos Aires, se encuentra vulnerable.
Escalandrún
Este tiburón, característico de las aguas argentinas, enfrenta el peligro crítico de extinción debido a la pesca deportiva con sacrificio. Su lenta tasa reproductiva y migraciones extensas lo hacen particularmente vulnerable a la sobreexplotación.
Yaguareté
El felino más grande de Latinoamérica y tercero a nivel mundial, el yaguareté es una especie “indicadora” de la salud del ambiente. Su conservación no solo protege directamente a otras especies, sino que también asegura la estabilidad de los ecosistemas naturales.
Pecarí Quimilero
Endémico del Gran Chaco, este pecarí se alimenta principalmente de los frutos del quimil, un tipo de cactus. Su hábitat se ve amenazado por la pérdida acelerada debido a la deforestación y la caza ilegal.
Lagartija de las Dunas
Adaptada a la vida en las dunas costeras de Buenos Aires y Río Negro, esta lagartija enfrenta la alteración de su hábitat debido a la urbanización y la extracción de arena para la construcción, lo que pone en riesgo su supervivencia.
Conservar la biodiversidad de Argentina es esencial no solo para proteger las especies en peligro, sino también para asegurar los servicios ecosistémicos vitales para el bienestar humano.
El compromiso continuo con la conservación, la educación ambiental y la promoción de prácticas sostenibles son fundamentales para garantizar un futuro donde la vida silvestre y las personas puedan prosperar en armonía.
La lucha contra la extinción de especies en Argentina es una responsabilidad compartida que requiere acciones urgentes y colaboración entre todos los sectores de la sociedad. Proteger nuestra biodiversidad es proteger nuestro futuro