“Es fundamental”: la infraestructura destinada a salvar vidas que empezó a utilizarse en el país

Mapa con alfileres rojos conectados por un hilo, simbolizando rutas o conexiones estratégicas entre diferentes puntos geográficos.
Mapa con alfileres rojos conectados por un hilo, simbolizando rutas o conexiones estratégicas entre diferentes puntos geográficos.

 Brinda conectividad ecológica y reduce atropellamientos en rutas argentinas


Cuando habla de “infraestructura destinada a salvar vidas”, usted se pregunta: ¿qué estructura puede realmente proteger no solo personas, sino también animales y ecosistemas? En este caso, la respuesta es clara: los pasos de fauna —o ecoductos y túneles verdes—, que empezaron a emplearse en Argentina para dar a la fauna silvestre rutas seguras al cruzar carreteras peligrosas.

En el segundo párrafo responderé su duda: es fundamental construir pasos de fauna porque permiten restablecer la conectividad entre fragmentos de hábitat, disminuir los atropellamientos de especies amenazadas y mitigar la fragmentación ecológica que generan las vías de tránsito.


¿Por qué es esencial un paso de fauna en Argentina?

En zonas con diversidad biológica como Misiones, miles de animales mueren cada año atropellados al intentar cruzar rutas. Para revertir esa tendencia, se diseñan pasos de fauna que funcionan como puentes naturales —revestidos con vegetación— o túneles bajo rutas. Estas estructuras no solo salvan vidas individuales, sino que mantienen la circulación genética de poblaciones, evitando endogamia y extinciones locales.

El primer ecoducto de América Latina se inauguró en la Ruta Nacional 101, en Andrésito (Misiones), inspirado por proyectos de conservación y ejecutado con participación del investigador Diego Varela del CONICET / IBS. 

Esa infraestructura tiene unos 40 m de ancho y es monitoreada con cámaras trampa para evaluar su uso. 

Tras años de vigilancia, se verificó que la estructura es utilizada por múltiples especies —28 mamíferos medios y grandes, incluyendo siete amenazadas a nivel nacional—, lo que confirma su efectividad. 

Además, estudios en pasafaunas más antiguos en la Ruta Provincial 19 muestran que especies como tapires, corzuelas, pecaríes y pumas también utilizan esos túneles para cruzar carreteras. 

Con monitoreos a lo largo del tiempo se observó que el índice de uso de esas estructuras creció tras ajustes de diseño o mejoras en drenaje.


Cómo se construyen y monitorean estos pasos seguros

Para que un paso de fauna funcione de manera eficiente, debe considerar:

  • Dimensionamiento adecuado: ancho, altura, suelo vegetal y estructura interna deben replicar el hábitat original.
  • Monitoreo con cámaras trampa: cada estructura posee sensores e imágenes que permiten identificar qué especies la utilizan y con qué frecuencia.
  • Mantenimiento y vegetación: la cobertura natural mejora con el tiempo; restaurar flora nativa es clave para que los animales se animen a cruzar.
  • Ampliaciones y adaptaciones: en zonas con infraestructura existente, se adaptan alcantarillas o túneles viejos para que funcionen como pasos de fauna. Investigaciones recientes en Misiones encontraron que 35 especies cruzaron bajo rutas mediante esos túneles adaptados. 
  • Complementos como alambrado de conducción: sin cercas que guíen a los animales hacia el paso, muchos nunca lo utilizarán. Varela destaca que esos cercos son indispensables para maximizar la reducción de atropellamientos. 

Impacto, desafíos y perspectivas futuras

Estos pasos ya demuestran resultados. El corredor Urugua-í–Foerster comenzó a mostrar un retorno de fauna tras la instalación de ecoductos y túneles. 

Sin embargo, persisten desafíos: no todas las rutas críticas tienen esos dispositivos; muchas alcantarillas adecuadas están tapadas o en mal estado; existe escasa normativa obligatoria que imponga su uso en nuevas rutas.

Para avanzar, es clave que los organismos viales incorporen desde el diseño vial la mitigación ambiental, que los pasos de fauna sean parte de la normativa obligatoria, y que los proyectos cuenten con financiamiento y monitoreo continuo. Solo así esta infraestructura “fundamental” dejará de ser una excepción y pasará a ser política sistemática de conservación y seguridad vial.

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