¿Por qué las orquídeas colombianas se encuentran en peligro de extinción?

Las orquídeas, flores emblemáticas de la cultura colombiana, se hallan actualmente en peligro de extinción. Estos símbolos nacionales de belleza y elegancia incomparables se encuentran amenazadas no solo por la deforestación y la destrucción de los bosques nativos donde se desarrollan, sino también por la extracción desmedida de sus ejemplares para el comercio. 

Alrededor del mundo existen alrededor de 50 mil especies de orquídeas. Su nombre científico es Orchidaceae, y se trata de uno de los grupos de plantas más diversos del planeta. Esto se debe a su increíble capacidad de adaptación, que les permite realizar un uso más eficiente de los recursos disponibles a su alrededor (como el agua o los nutrientes) y desarrollarse en ecosistemas tan dispares como las montañas o las zonas tropicales.  

Solo en territorio colombiano hay cerca de ¡5 mil especies diferentes! Y de acuerdo con el biólogo y botánico William Vargas, sus características evolutivas le han permitido habitar entornos tan diversos como los suelos nevados de las montañas y las cimas de los bosques tropicales. 

Pero tal vez la más conocida de todas sea la Cattleya trianae. Esta especie es la flor nacional de Colombia, y gracias a su versatilidad se la puede encontrar presente en jardines y troncos de árboles de diferentes regiones del país.

¿Por qué las orquídeas se encuentran en peligro de extinción?

A lo largo de la historia de la humanidad, las orquídeas han sido vistas como objetos de deseo y símbolos de estatus social. Durante todo el siglo XVII, las expediciones desde Europa hacia suelo americano en busca de estas plantas eran sumamente comunes. Pero este aprecio desmedido por la belleza de sus flores dio comienzo a un mercado que ha ido poniendo en riesgo su existencia a lo largo de los años. 

Actualmente, se estima que un 50% de las orquídeas salvajes del país están en peligro de desaparecer. Sin embargo, el mercado negro de estas flores continúa moviendo alrededor de 6 mil millones de dólares cada año. 

Pero de acuerdo con los expertos, las orquídeas no solo son víctimas de su propio atractivo. A esta amenaza se suma la destrucción de sus hábitats naturales. En Colombia esto es especialmente cierto en el caso de las orquídeas epífitas, que dependen árboles maduros con corteza rugosa para sobrevivir. 

Estos árboles han sido arrasados por la deforestación, la destrucción de las selvas tropicales y la desecación de los pantanos para el desarrollo de la frontera agrícola y ganadera. Pero además, las orquídeas sufren por la depredación realizada por los seres humanos que suelen arrancarlas o adquirirlas en el mercado ilegal. 

La desaparición de la flor nacional colombiana

La Cattleya trianae, la flor orgullo nacional de Colombia, es una de las más afectadas por estos ataques. Y a menos que el gobierno colombiano haga caso a los reclamos de organizaciones ambientalistas como Greenpeace o The Nature Conservancy, sus hábitats naturales continuarán siendo destruidos, disminuyendo sus poblaciones hasta acabar con cada ejemplar sobreviviente.

Ahora mismo, la preservación de esta emblemática especie debe ser considerada como una verdadera urgencia ambiental. El experto William Vargas considera que estas flores son indicadores de la calidad de conservación de los bosques colombianos. Su desaparición debe ser tomada como una señal de auxilio.

Cuando estas plantas comienzan a mermar, se desata un desequilibrio ambiental que puede generar, por ejemplo, la pérdida de abejas o avispas que dependen de su néctar para sobrevivir. A su vez, la desaparición de estos insectos afecta a los mamíferos o reptiles que se alimentan de ellas. En definitiva, el ciclo de la vida de los ecosistemas colombianos entra en un espiral descendente sin final a la vista. 

¿Qué se puede hacer para revertir el proceso de extinción?

Ante este escenario crítico, es fundamental que se tomen medidas que prohíban terminantemente la compra y venta de orquídeas recogidas de forma ilegal en suelo colombiano. Asimismo, Vargas hace un llamado a las autoridades colombianas para que eduquen a la población sobre las terribles consecuencias ambientales de arrancar a estas plantas de sus hábitats naturales. 

Por otro lado, es importante que las comunidades locales se involucren en procesos de restauración, a través de la cría de especies autóctonas en viveros que luego puedan ser reintroducidos a sus entornos naturales. 

Pero nada de esto servirá si no se detienen las actividades humanas que atentan contra los hábitats de las orquídeas. La tala indiscriminada de árboles es la principal causa por las que estas flores tan hermosas corren peligro de desaparecer. A menos que se ponga un freno a las empresas agrícolas que lucran con los suelos deforestados, la lucha por la supervivencia de estas joyas naturales estará perdida antes de siquiera haber comenzado. 

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