La importancia de proteger activamente los humedales frente al cambio climático
Los humedales son ecosistemas excepcionales que retienen cantidades significativas de carbono, superando incluso a las selvas tropicales.
En un mundo que enfrenta desafíos ambientales cada vez más apremiantes, los humedales emergen como auténticos héroes ambientales. Estos súper-ecosistemas biológicos, que albergan una asombrosa biodiversidad y almacenan cantidades masivas de carbono, son cruciales para nuestro planeta y nuestra supervivencia. Sin embargo, a pesar de su incalculable valor, los humedales se encuentran bajo una amenaza constante debido a la falta de protección y el desarrollo desenfrenado. En este artículo, exploraremos la importancia crítica de los humedales, su papel en la lucha contra el cambio climático y las amenazas que enfrentan en Argentina y más allá.
Tesoros olvidados de la Tierra
Los humedales son verdaderos tesoros ecológicos, sosteniendo una inmensa variedad de vida silvestre y jugando un papel fundamental en la estabilidad de los ecosistemas. Representando el 40% de todas las plantas y animales, estos ecosistemas acuáticos son hogar y refugio para la diversidad de la vida en la Tierra. Desde las pequeñas praderas hasta las vastas marismas, los humedales se despliegan en todos los continentes excepto la Antártida. En Argentina, estos ecosistemas abarcan aproximadamente el 21% de su territorio, pero lamentablemente, carecen de una legislación sólida que los proteja.
Defensa del clima
La relevancia de los humedales va más allá de su riqueza biológica. Estos ecosistemas actúan como guardianes ante los embates del cambio climático. Son el escudo que absorbe las lluvias torrenciales y evita inundaciones catastróficas, pero también ofrecen respiro en tiempos de sequía al liberar agua lentamente. Además, almacenan cantidades impresionantes de carbono, aproximadamente el doble que todos los bosques del mundo. Son una herramienta invaluable en la lucha contra el cambio climático.
Peligro constante
A pesar de su importancia crítica, los humedales enfrentan amenazas alarmantes. Durante los últimos tres siglos, hemos perdido hasta el 87% de estos ecosistemas. La urbanización desmedida, la agricultura intensiva y el cambio climático se erigen como los principales villanos. El aumento de las temperaturas y las sequías pueden transformar los humedales de sumideros de carbono en fuentes de carbono, contribuyendo al calentamiento global. Además, el aumento del nivel del mar amenaza los humedales costeros.
El fuego devorador de los humedales
Uno de los enemigos más insidiosos de los humedales es el fuego, y la triste verdad es que la mayoría de estos incendios son intencionales. Las quemas, destinadas a limpiar áreas para la renovación de pastizales, ocurren especialmente en la primavera, siendo agosto el mes de mayor actividad. Ganaderos, propietarios privados y personas irresponsables realizan estas fogatas devastadoras. Anteriormente, los canales de agua de los humedales ayudaban a controlar estos incendios, pero ahora, los humedales secos son particularmente vulnerables, y los vientos del norte aumentan el peligro.
Desarrollo inmobiliario y desecación
La urbanización y los desarrollos inmobiliarios amenazan aún más la integridad de los humedales. Rellenan y fragmentan estos ecosistemas, construyen terraplenes sobre ellos y desvían sus cursos naturales. Esto no solo compromete su función hidrológica, sino que también los hace vulnerables a inundaciones cuando llegan lluvias extraordinarias, afectando a quienes viven en sus cercanías.
Esteros del Iberá: un ejemplo crítico
Los Esteros del Iberá en Argentina son ejemplos vívidos de humedales que necesitan protección urgente. Estos ecosistemas son fundamentales para absorber el dióxido de carbono de la atmósfera y desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático. Sin embargo, han sufrido devastadores incendios, con más de un millón de hectáreas quemadas en 2022 y 76 mil hectáreas en 2023, la mayoría dentro de los Esteros del Iberá. Estos incendios no solo destruyen la flora, sino que también causan estragos en la vida silvestre.
La situación crítica de nuestros humedales es un recordatorio sombrío de la urgente necesidad de tomar medidas. Debemos considerar la destrucción de bosques como un delito ambiental, trabajar hacia la deforestación cero y garantizar una sólida protección legal para nuestros súper-ecosistemas. A eso apunta el accionar de personas y asociaciones ambientalistas, como Greenpeace, que cotidianamente trabajan para dar visibilidad a la situación y poner en la agenda pública la problemática de los humedales.