El avistaje de ballenas en Puerto Madryn está en peligro por la exploración petrolera

Ante la inminente amenaza de exploración petrolera por la empresa noruega Equinor, el avistaje de ballenas en la ciudad de Puerto Madryn, Argentina, se encuentra en un peligro constante. 

No solo preocupa la contaminación que estos buques pueden generar en el Mar Argentino ante una potencial pérdida de petróleo, sino que el ruido ambiental de las explosiones de las máquinas en el fondo del océano afecta el hábitat de estos increíbles seres. 

Exploración petrolera en el sitio donde se hace avistaje de ballenas

Durante la mayor parte del año, las majestuosas ballenas eligen las frías aguas antárticas para alimentarse, pero cuando llega mayo, inician su migración hacia zonas más cálidas, especialmente hacia Puerto Madryn, Argentina. Este periodo, que dura hasta diciembre, constituye la temporada en la que estas imponentes criaturas se encuentran en las cercanías de la ciudad chubutense, siendo los meses de septiembre a noviembre los de mayor presencia.

Esta maravillosa migración atrae a miles de turistas que desean presenciar de cerca a estos gigantes del océano. Ya sea desde la costa o a bordo de embarcaciones, los visitantes tienen la oportunidad de admirar a las ballenas, algunas de las cuales, acostumbradas a las visitas, sorprenden nadando cerca de los barcos.

Sin embargo, este ciclo natural, tan esperado por locales y turistas, se ve amenazado por la inminente exploración sísmica que está por comenzar cerca del talud continental del Mar Argentino. El talud, vital para las ballenas como sitio de alimentación y cría, está en peligro debido a la búsqueda de petróleo en el fondo marino, una amenaza impulsada por la codicia de unos pocos.

La explotación de hidrocarburos en el Mar Argentino avanza, poniendo en riesgo este hábitat esencial para la vida marina.

¿Qué tipo de ballenas habitan Puerto Madryn, Argentina?

En Puerto Madryn, puedes encontrarte con la majestuosa ballena franca austral. Esta especie, propia de los mares del hemisferio sur, presenta machos que alcanzan hasta 15 metros de longitud, mientras que las hembras pueden llegar a los 17 metros.

Los ejemplares adultos pueden pesar hasta 40 toneladas y pasan la mayor parte del año en las aguas antárticas, donde se alimentan. Sin embargo, migran hacia aguas más templadas, como las que rodean Puerto Madryn, para llevar a cabo su reproducción.

Estas ballenas se distinguen por las callosidades en la piel, especialmente en la zona de la cabeza, que sirven de refugio a algunos crustáceos, siendo una característica distintiva de esta especie.

El apodo franca proviene de la época de la caza de ballenas, ya que eran conocidas por su sociabilidad y facilidad de caza. A pesar de su imponente tamaño, son animales sociales y no dudan en acercarse con curiosidad a las personas, lo que hace que la experiencia de avistamiento en Puerto Madryn sea aún más espectacular.

¿En qué consiste el trabajo de Equinor?

El barco de prospección sísmica de Equinor ya se encuentra en aguas argentinas, listo para iniciar la exploración en tres bloques situados a unos 300 km de la costa de Mar del Plata, al norte del talud continental del Mar Argentino, una acción que generará consecuencias devastadoras en el ecosistema marino.

Un activista de Greenpeace explica que la misión de este barco es realizar detonaciones con aire comprimido, generando ruidos potentes y pequeños sismos en el fondo marino. Estos son captados por micrófonos para analizar la configuración del subsuelo en busca de reservorios de petróleo y gas.

Este proceso, que puede resultar inimaginable para nosotros, es lo que pronto experimentarán las aves, peces y mamíferos marinos en sus áreas de alimentación, cría y reproducción. Es un ataque directo a la vida silvestre cuyo estado de conservación ya está seriamente comprometido, como es el caso de las ballenas francas australes, una especie en peligro de extinción.

A pesar de la oposición de la ciudadanía y las organizaciones sociales, el avance de las petroleras continúa sin tener en cuenta la protección legal de especies y áreas naturales. La lucha persiste, y la demanda es clara: la preservación del entorno marino es fundamental, y debemos alzar la voz para evitar daños irreparables en nuestra riqueza natural. El avistaje de ballenas debe seguir siendo un espectáculo que no debe ser afectado por la exploración petrolera de intereses extranjeros. 

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