¿Por qué la existencia de días fríos no significa que no haya calentamiento global?

En ocasiones, los negacionistas del cambio climático utilizan la aparición de frentes fríos para justificar la supuesta inexistencia del calentamiento global. Pero los científicos y meteorólogos han explicado en varias oportunidades que existe una diferencia enorme entre las fluctuaciones abruptas de temperaturas que pueden ocurrir de manera ocasional, y los cambios en los patrones climáticos a largo plazo.

Un claro ejemplo de ello es lo que ocurrió a principios de abril de 2024 en Barcelona, cuando el Observatorio Climático de Fabra marcó un récord de temperatura de 29 grados centígrados en la ciudad. Se trató de la temperatura más alta para ese mes del año ¡desde 1914! Sin embargo, cuando una semana más tarde, se registraron menos de 5 grados centígrados de mínima, muchos escépticos se atrevieron a decir que el calentamiento global era una falacia.

Pero voces expertas, como la del Doctor en Física y meteorólogo español, J.J. González Alemán, manifiestan que estos cambios repentinos de clima pueden alterar la percepción que los seres humanos tienen sobre los cambios de temperatura. En otras palabras, los frentes fríos siguen ocurriendo, pero cada vez son menos frecuentes e intensos, cuando se los compara con los episodios cálidos, cada vez más repetidos y extremos. 

Es por eso que, a medida que la sociedad se vuelve más independiente de su entorno natural, la forma de entender los fenómenos climáticos puede volverse menos precisa. Los episodios de frío comienzan a resultar “inusuales” por la falta de experiencia con esta clase de eventos climáticos extremos. Pero es importante entender que el clima a corto plazo no necesariamente refleja las tendencias climáticas que atraviesa el planeta a largo plazo.

Las más temibles consecuencias del calentamiento global

Para muchos, la disminución de las olas de frío extremo en algunas zonas de Europa puede sonar como un alivio, ya que podría reducirse el número de víctimas relacionadas con el frío. Sin embargo, el calentamiento global traerá aparejadas otras graves consecuencias para la salud y la seguridad de los ciudadanos del planeta.  

Para empezar, el cambio climático genera que los eventos climáticos extremos (huracanes, sequías, inundaciones, incendios forestales, etc.) sean cada vez más comunes. Esto pone en peligro la seguridad y el bienestar de millones de personas en todo el mundo. Pero además, existen enfermedades relacionadas con el aumento de temperaturas que pueden resultar tan nocivas como el frío. 

Muertes relacionadas con el calentamiento global

Durante 2024, más de 4 millones de personas fallecieron como resultado del calor extremo. De acuerdo con el experto en epidemiología climática, Colin Carlson, enfermedades como la malaria y la malnutrición se cobraron millones de víctimas (en su mayoría niños y ancianos) en regiones como el África subsahariana y el sur de Asia.

A la hora de analizar estas muertes, muchos gobernantes prefieren mirar para otro lado y atribuirlas a las condiciones de extrema pobreza de sus habitantes. Sin embargo, los expertos advierten que se relacionan indirectamente con el cambio climático: la falta de acceso a alimentos es una consecuencia directa de las sequías, mientras que enfermedades como el cólera y la malaria se relacionan con la falta de acceso al agua potable.

Es por eso que miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace han luchado durante años para que la población mundial exija un cambio en la forma en que las autoridades perciben y responden ante las emergencias climáticas. Es urgente que reconozcan y tomen medidas que contribuyan a solucionar las verdaderas causas detrás de estas muertes.

¿Qué son los “tipping points” climáticos?

A medida que las consecuencias de la emergencia climática se vuelven cada vez más inciertas, los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) alertan sobre los “tipping points”, umbrales críticos que podrían desencadenar cambios irreversibles en el clima global. Si estos puntos de inflexión fueran superados, podrían desencadenar un efecto en cadena que llevaría al clima mundial a un estado completamente diferente.

Por ejemplo, si las temperaturas del planeta siguen aumentando como consecuencia de la quema de combustibles fósiles como el carbón o el petróleo, a largo plazo, podría generar que las selvas tropicales del mudo se transformen en sabanas secas donde nada crece. Y aunque la temperatura pueda volver a sus valores normales, el bosque podría no regresar jamás. 

Para evitar estos escenarios catastróficos, es fundamental tomar medidas urgentes que reduzcan la contaminación con gases de efecto invernadero, protejan los ecosistemas vulnerables y promuevan la transición hacia fuentes de energía renovable.

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