El último censo arroja resultados esperanzadores sobre la conservación del cóndor andino

El cóndor andino es una de las especies más emblemáticas de América del Sur. Pero además de destacarse por su majestuosidad, esta ave posee una importancia ecológica para el ecosistema de montaña de la Cordillera de los Andes. Sin embargo, el uso de cebos envenenados y la caza indiscriminada la han llevado a convertirse en una especie en peligro de extinción.

No hace mucho, en el año 2018, la provincia de Mendoza (en Argentina) padeció una de las masacres de cóndores más impactantes de la historia, cuando 34 ejemplares de la localidad de Los Molles aparecieron envenenados. Este brutal hecho generó indignación entre la población y los miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace o la Fundación Bioandina Argentina (FBA), que decidieron poner manos a la obra para luchar con más fuerzas por su conservación.

Este esfuerzo ya está dando sus frutos: durante un censo realizado por el Gobierno de Mendoza en el mes de agosto en las áreas protegidas de la provincia fueron avistados ¡81 cóndores! Este resultado, obtenido gracias al Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), es una muestra de que, cuando la comunidad y el gobierno trabajan juntos, es posible implementar de políticas de protección de forma exitosa. 

¿Por qué el cóndor andino es tan importante para los ecosistemas de montaña?

El cóndor andino es el ave de carroña más grande del mundo. Por este motivo, cada vez que se alimenta, cumple un rol vital al eliminar los restos de animales muertos en las áreas rurales y evitando así la propagación de enfermedades en estas zonas. En los entornos de alta montaña, las condiciones climáticas suelen entorpecer la descomposición de los cadáveres, por lo que si estas aves desaparecieran, podría haber graves consecuencias de salud para otros animales y para los seres humanos que habitan la región.

Por otro lado es importante destacar el valor cultural del cóndor. Para los pueblos originarios de los Andes, esta ave representa un intermediario entre el mundo de los hombres y el de los dioses. Esto ha hecho que sea cuidado y respetado durante muchos años. Pero lamentablemente, en los últimos años, diversas actividades humanas (como la caza y los cebos envenenados) han amenazado su supervivencia. 

Cóndores jóvenes: una luz de esperanza para el futuro

El censo realizado por la FBA demostró que el trabajo de conservación no solo logró mantener la población de cóndores preexistente, sino que además está contribuyendo a que nuevos ejemplares se reproduzcan y crezcan saludables. Los expertos registraron 81 cóndores de distintas edades, incluyendo 18 adultos, 7 subadultos y 13 juveniles. 

En definitiva, un 47% de los individuos observados son adultos, mientras que un 53% son jóvenes, una proporción esperable en una población que mantiene un proceso de renovación constante. Por eso, Ignacio Haudet, director de Biodiversidad y Ecoparque de Mendoza, considera que aunque aún queda mucho trabajo por hacer, esta diversidad etaria muestra que se está yendo por el camino correcto.

¿Qué se está haciendo para cuidarlos?

Las mayores amenazas para la vida de los cóndores tiene que ver con el uso de cebos envenenados (una práctica no siempre dirigida específicamente hacia ellos pero que representa una amenaza mortal) y las intoxicaciones por plomo que causan las balas de caza cuando estas aves ingieren los restos de otros animales abatidos y terminan envenenados.

Para detener estas muertes, el Gobierno de Mendoza ha implementado campañas de concienciación entre la población. Además, la creación de áreas protegidas les ha proporcionado a los cóndores un hábitat seguro y libre de amenazas. Pero el broche de oro sin dudas es el Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino, que trabaja en la cría en cautiverio de individuos que luego son reintroducidos a la naturaleza, permitiendo reforzar las poblaciones.

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