Cómo reducir el riesgo de incendios en un clima seco y caluroso


En esta temporada de temperaturas más altas y con menos lluvias, el riesgo de incendios forestales se incrementa, afectando vastas zonas, especialmente las del norte y centro de Argentina. Las condiciones climáticas adversas y la acumulación de material vegetal en áreas de difícil acceso contribuyen a que este fenómeno se adelante cada año. Es fundamental tomar medidas preventivas y saber cómo actuar para reducir la probabilidad de incendios, protegiendo el entorno y las propiedades.
La amenaza de los incendios forestales se intensifica en años donde las condiciones climáticas son más extremas, como sucede en la primavera y el verano de 2024, con temperaturas superiores a las normales y la escasez de lluvias. Especialmente en provincias como Corrientes, Santa Fe, Formosa, Chaco y Santiago del Estero, el riesgo es elevado debido a los vastos bosques nativos y los pastizales secos que, al no ser manejados adecuadamente, se convierten en un combustible potencialmente peligroso.
Un aspecto preocupante es que los incendios han comenzado antes de lo habitual. Aunque los incendios forestales ocurren cada año, este fenómeno tuvo un avance en su temporada, comenzando en julio, cuando normalmente empieza entre agosto y septiembre. Esto, sumado a la acumulación de material vegetal seco en áreas inaccesibles y el cambio climático, eleva aún más la peligrosidad.
Estrategias de prevención y manejo
Para reducir el riesgo de incendios en zonas vulnerables, es necesario implementar una serie de prácticas basadas en la prevención, el monitoreo y una respuesta rápida. Un manejo adecuado de la vegetación y la tierra es esencial para minimizar el riesgo de fuego. Entre las prácticas recomendadas por expertos como Nicolás Mari, investigador del INTA, se destacan las siguientes:
- Manejo de vegetación acumulada: Realizar quemas prescriptas controladas y mantener cortafuegos son métodos fundamentales para evitar la propagación de incendios. Además, la limpieza de picadas en campos y terrenos rurales ayuda a reducir la acumulación de material combustible.
- Manejo de pastizales: Es crucial controlar la carga de pastizales, asegurándose de que no sean excesivos para que no se conviertan en una fuente de fuego. Un pastoreo rotativo permite mantener una vegetación adecuada que no favorezca la propagación del fuego.
- Accesibilidad y rutas de escape: Mantener los caminos rurales y accesos libres de vegetación facilita no solo el acceso de maquinaria de control, sino también la evacuación rápida en caso de emergencia. Las rutas despejadas son clave para la intervención efectiva de brigadas forestales y bomberos.
Monitoreo y respuesta ante incendios
El monitoreo constante de las zonas propensas a incendios es un elemento crucial para la gestión efectiva del riesgo. Para ello, los sistemas de alerta temprana y las tecnologías satelitales son herramientas imprescindibles. La CONAE proporciona un sistema de monitoreo satelital que permite detectar focos de calor en tiempo real, lo que permite a los productores y autoridades actuar rápidamente antes de que el fuego se propague.
Otro punto importante es estar atentos a los pronósticos climáticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF). Estos organismos emiten alertas sobre el riesgo de incendios y proporcionan información crucial sobre la disponibilidad de lluvias y las temperaturas esperadas. Los productores deben estar preparados con fuentes de agua estratégicas en puntos clave para intervenir de inmediato en caso de que un incendio se declare.
La coordinación entre los actores locales, como Bomberos Voluntarios, Brigadas Forestales y Defensa Civil, es indispensable para tener una respuesta rápida y organizada. Las brigadas deben estar equipadas y entrenadas para intervenir de manera efectiva, contando con planes a medida adaptados a cada localidad.