Gatos de las arenas: una nueva especie en peligro de extinción
Los gatos de las arenas son una especie única que, a lo largo de su evolución, se ha ido adaptando para sobrevivir en algunos de los entornos más desérticos del planeta. Estos pequeños felinos pueden hallarse en zonas áridas del norte de África y Asia, donde las temperaturas suelen ser extremas y no abundan los recursos.
Su sigilosa vida nocturna y sus hábitos de cazador, les han permitido a estos gatos salvajes prosperar en terrenos áridos donde otras especies sucumbirían. Al menos, hasta las últimas décadas, cuando las actividades humanas han puesto en jaque sus hábitats naturales. Ahora mismo, el cambio climático y la acción de los seres humanos están afectando su capacidad para encontrar refugio y alimento.
El mayor problema con esta situación es que, a pesar de ser una especie poco conocida, los gatos del desierto desempeñan un rol fundamental en sus ecosistemas. Al alimentarse de roedores y reptiles, ayudan a mantener el equilibrio ecológico en los desiertos que habitan. Pero actividades como el tráfico ilegal de fauna y la introducción de otras especies por parte del hombre, han vuelto mucho más difícil su supervivencia.
¿Cómo hacen los gatos de las arenas para sobrevivir en condiciones extremas?
También conocido como gatos del desierto, los gatos de las arenas pertenecen a una de las especies más pequeñas de felinos salvajes del mundo. Pero a pesar de su tamaño compacto (no suele pesar más de 3,5 kilogramos ni medir más de 50 centímetros de longitud), estos felinos son hábiles cazadores adaptados a sobrevivir en condiciones de altas temperaturas y sequías. Sus grandes orejas y el pelaje claro les permiten mantenerse frescos y protegidos en un entorno donde el agua y la sombra casi no existen.
Su dieta incluye desde roedores hasta reptiles, y se sabe que pueden cazar incluso serpientes venenosas, lo que muestra su habilidad y adaptabilidad para encontrar recursos. Además, su vida nómade y su capacidad para moverse sigilosamente en el desierto, dejando pocas huellas, han hecho que sean muy difíciles de divisar por los científicos que estudian animales en este entorno.
De hecho, los primeros ejemplares fueron ¡fotografiados por primera vez en el año 2016! Este registro fotográfico es una evidencia de lo poco que el mundo conoce sobre esta especie, pero además sirvió para que los expertos en fauna y miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace descubrieran los riesgos a los que se enfrenta.
Movimiento constante: la clave de su supervivencia
Gracias al uso de collares de rastreo, un grupo de científicos ha logrado recopilar datos valiosos sobre los hábitos de estos felinos salvajes. En una reciente investigación, 22 ejemplares de esta especie fueron seguidos a lo largo de seis meses. Este estudio reveló que los gatos de las arenas cubrieron ¡más de 1500 kilómetros! en ese período de tiempo para proveerse de alimento y refugio.
Esta capacidad para movilizarse les ha permitido adaptarse a los cambios de temperatura generados por el cambio climático y acceder a zonas con mayores recursos. Sin embargo, actividades humanas como la ganadería y la minería en algunas regiones, están reduciendo considerablemente las áreas donde pueden refugiarse y cazar especies clave para su alimentación.
Por otro lado, la presencia de perros pastores y gatos domésticos introducidos por las poblaciones humanas cercanas a sus entornos han generado una nueva amenaza para su desarrollo y supervivencia, ya que no solo actúan como depredadores de la especie, sino que además compiten por los mismos recursos.
Los efectos del cambio climático y la caza ilegal
El cambio climático, con su efecto en las temperaturas y en los patrones de lluvia, está alterando los ciclos naturales de manera impredecible. A medida que el planeta se calienta, los cambios en las temperaturas medias modifican de forma irreversible los hábitats del gato de las arenas. Al mismo tiempo, las sequías intensas y las lluvias torrenciales provocadas por el calentamiento global, impacta en los suelos, el suministro de agua y la capacidad de los ecosistemas para regenerarse, volviendo cada vez más difícil la adaptación de esta y otras especies a sus entornos.
En las últimas décadas, las temperaturas en los desiertos han aumentado, haciendo que el agua y la sombra sean cada vez más difíciles de encontrar. Esto afecta directamente a los gatos del desierto, quienes dependen de su habilidad para mantenerse frescos y ocultos. Es por eso que, a medida que la temperatura sigue subiendo, su capacidad de supervivencia disminuye.
Por otro lado está el tráfico ilegal. La apariencia exótica y pequeña de los gatos del desierto ha despertado el interés de los traficantes, que buscan venderlos como mascotas o para coleccionistas de fauna exótica. Este comercio ilegal disminuye aún más su ya reducida población y pone en riesgo el futuro de la especie. Y si bien en varios países existen leyes que buscan proteger a esta y otras especies desérticas, no siempre se respetan, lo que permite que el tráfico continúe y que estos animales corran el riesgo de desaparecer.