La comunidad científica aboga por la conservación de los bosques de macroalgas de Latinoamérica

Los bosques de macroalgas cumplen un rol importantísimo para el planeta. Es por eso que más de 230 científicos provenientes de 18 países distintos decidieron redactar una carta urgente, con el objetivo de instar a los líderes mundiales a comprometerse con la conservación de estos ecosistemas vitales en territorio latinoamericano. 

En la actualidad, los bosques de macroalgas viven en constante amenaza debido a la extracción indiscriminada (y en muchos casos ilegal) y a la crisis climática que complica su desarrollo. Por este motivo, en abril de este año, durante el primer encuentro de mapeadores de algas en español, organizado por el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile y realizado en Punta Arenas, la comunidad científica impulsó esta iniciativa. 

Organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile vienen advirtiendo desde hace años que, aunque los bosques de macroalgas de Latinoamérica representan el 40% de la cobertura global, menos de un 1% de ellos están categorizados como Áreas Marinas Altamente Protegidas. Esta carta cobra especial importancia en países como Chile y Argentina, donde la conservación de estos ecosistemas es mínima. 

¿Por qué los bosques de macroalgas son tan importantes? 

Los bosques de macroalgas, también conocidos como kelp o huiros, desarrollan una función fundamental para la salud de los océanos. No solo porque proporcionan hábitats a diversas especies marinas, sino porque además tienen un papel crucial en la mitigación del cambio climático al absorber grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2). 

Pero a pesar de ello, las políticas ambientales de la región los han pasado por alto. El Dr. Mauricio Palacios, investigador del Centro IDEAL, explica que en países como Chile, las amenazas a estos bosques son constantes. Sin embargo, las propias comunidades costeras que dependen de ellos no tienen un conocimiento real de su valor natural y social. 

Por este motivo, los expertos en la materia se han comprometido a influenciar en los responsables de tomar las decisiones necesarias para protegerlos. Para ello, elaboraron esta misiva que enfatiza con evidencia de la más alta calidad los perjuicios a los que el planeta podría verse expuesto si no se garantiza la conservación de los bosques de macroalgas. 

Las 3 claves para conservar los bosques de macroalgas

La epístola de los científicos destaca tres ejes de acción que los líderes deberían tomar para conservar los bosques de macroalgas latinoamericanos. Para empezar: proteger de forma eficiente el 30% de estos bosques mediante políticas y legislaciones ambientales. Por ejemplo, a través de la creación de Áreas Marinas Altamente Protegidas.

El segundo punto clave tiene que ver con leyes que establezcan la protección de las especies de macroalgas amenazadas. Entre las más afectadas hoy en día por la extracción indiscriminada y las condiciones ambientales se encuentran la kelp gigante (Macrocystis), el huiro negro (Lessonia trabeculata) y el cochayuyo (Durvillaea antárctica).

Finalmente, los científicos destacaron la necesidad de identificar y proteger los bosques de macroalgas más resilientes, es decir, aquellos más aptos para resistir y adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes que actualmente genera el calentamiento global. De este modo, será posible asegurar que los servicios ecosistémicos que los bosques proveen no se pierdan. 

¿Por qué están en riesgo? 

Existen varios motivos detrás de la pérdida de bosques de macroalgas. Primero que nada, la sobreexplotación para uso comercial. El huiro negro y el cochayuyo se utilizan en diversas industrias, incluyendo la alimentaria, la farmacéutica y la cosmética. Al no contar con una regulación adecuada, la recolección intensiva de estas algas agota las poblaciones locales y reduce su capacidad de regeneración.

Por otro lado, las macroalgas se enfrentan a la contaminación de los océanos. Una gran cantidad de desechos industriales, agrícolas y urbanos que son descartados en los mares chilenos y argentinos introducen sustancias tóxicas en el agua, afectando la salud y el crecimiento de las macroalgas y alterando el equilibrio ecológico de los ecosistemas marinos. 

Pero tal vez el peor enemigo de los bosques de macroalgas sea el cambio climático. Fenómenos como el aumento de la temperatura del agua, la acidificación de los océanos y los cambios en los patrones de las corrientes marinas, hacen que especies como el cochayuyo (especialmente sensible a los cambios de temperatura y salinidad) no puedan realizar la fotosíntesis y desarrollarse con normalidad. 

Avances científicos para conservar los bosques de macroalgas

De acuerdo con el Dr. Mauricio Palacios, en Latinoamérica se encuentran algunos de los bosques de kelp más resilientes del planeta. Es por eso que la comunidad científica busca desarrollar líneas de investigación que permitan estudiar los flujos de carbono de estos ecosistemas, conocidos como Blue Carbon. Estas investigaciones permitirán comprender cuál es el verdadero aporte de las macroalgas al combate del cambio climático global. 

Para ello, la Dra. Alejandra Mora, especialista en algas marinas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), creó el primer mapa mundial de bosques submarinos de macroalgas con la esperanza de que los líderes mundiales puedan utilizarlo para protegerlos. 

Contactate con Ecoactivismo

Envianos tus comentarios y consultas
[contact-form-7 id="5208"]