“La gente quiere acción climática, pero nadie la escucha”: advierte una experta británica


Rebecca Willis, profesora en gobernanza climática, sostiene que los políticos están subestimando el deseo ciudadano de combatir la crisis ambiental.
Mientras varios gobiernos moderan o frenan sus políticas verdes por temor al rechazo social, una investigación encabezada por la académica británica Rebecca Willis plantea una conclusión muy distinta: la ciudadanía no solo respalda la acción climática, sino que exige liderazgo político claro y coherente.
Willis, profesora en la Universidad de Lancaster y asesora del Comité de Cambio Climático del Reino Unido, alertó que “los políticos se están alejando de las metas de cero emisiones netas porque creen que al público no le importa. Pero se equivocan”. En una columna publicada por The Guardian, explicó que existe una “brecha de percepción” entre lo que la clase política cree que la población opina y lo que en realidad desea.
Subestimación política, apoyo ciudadano
Durante más de una década, Willis y su equipo han entrevistado a parlamentarios y ciudadanos para explorar cómo se toman las decisiones sobre el clima en el Reino Unido. Descubrieron un patrón preocupante: los legisladores, sin distinción de partido, suelen asumir que la ciudadanía se opone a medidas ambiciosas como eliminar calderas a gas o restringir vuelos. Sin embargo, los estudios de opinión pública muestran todo lo contrario.
“La mayoría está a favor de las energías limpias. El 72 % apoyaría la construcción de parques eólicos terrestres en su zona, pero los políticos creen que ese respaldo es solo del 19 %”, subrayó la experta.
El problema no es la falta de interés
Willis explicó que muchos ciudadanos sienten que el cambio climático es importante, pero no saben cómo contribuir: “Nos dicen que quieren hacer su parte, pero sienten que sus esfuerzos individuales no alcanzan. Esperan que los líderes políticos den el primer paso, que expliquen las medidas necesarias y generen condiciones para facilitar decisiones sostenibles”.
La investigadora también criticó la influencia desmedida de voces extremas. “En los debates sobre el clima, se amplifican los discursos de activistas radicales o negacionistas. Eso distorsiona la conversación y hace creer que la sociedad está dividida, cuando en realidad hay un consenso mayoritario por la acción”.
Como parte de sus estudios, Willis impulsó paneles ciudadanos con representación diversa. Muchos participantes decían no sentirse expertos ni tener una voz válida. “Precisamente por eso los convocamos. Son el reflejo de la sociedad real, de las preocupaciones cotidianas: la escuela, el trabajo, el alquiler. Ellos también merecen ser escuchados”, afirmó.
El Comité de Cambio Climático ya incorporó sus recomendaciones a las estrategias nacionales. Para Willis, ese es el camino: crear una participación estable y profunda que trascienda ideologías. “No es inevitable que el clima se convierta en otra víctima de la polarización. Pero si los políticos no dejan de suponer y empiezan a escuchar, eso es lo que podría pasar”, concluyó.