Las claves del Tratado Global de los Océanos


Los océanos cubren el 70% de la superficie terrestre y en ellos habitan la mayor cantidad de especies del planeta. Además, proveen el aire que respiramos, sostienen el equilibrio climático y brindan fuentes de alimento a millones de personas alrededor del mundo. Pero a pesar de su importancia para la vida humana, se encuentran en riesgo.
Los océanos absorben cerca del 30% del dióxido de carbono que generan actividades humanas como el transporte, las industrias, la agricultura, la minería, la ganadería y muchas otras que se basan en el uso de combustibles fósiles que generan gases contaminantes. Sin dejaran de cumplir esta función, el calentamiento global se dispararía mucho más rápido.
Por otro lado, y gracias al fitoplancton que habita en sus aguas, en los océanos se produce entre el 50 y el 85% del oxígeno que respiran los seres vivos cada año. Pero a medida que el dióxido de carbono se acumula en las aguas, estas se calientan, pierden su oxígeno y se acidifican.
Pero el deterioro de los océanos no termina allí, además deben soportar amenazas como la pesca de arrastre, la acumulación de basura plástica y el tráfico de embarcaciones que muchas veces provocan derrames de petróleo. ¿Qué porcentaje de las aguas internacionales se encuentra protegido actualmente? ¡Menos del 1%! Sin dudas, no es suficiente.
La importancia del Tratado Global de los Océanos para proteger la vida en el planeta
En el año 2023, después de más de 2 décadas de idas y vueltas, más de 80 países firmaron el Tratado Global de los Océanos. Se trató de un paso histórico para todos los miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Oceana o The Nature Conservancy. Sin embargo, esas firmas no significan nada hasta que cada país ratifique su compromiso.

Hasta el momento, solo 49 naciones lo han hecho. Pero para que finalmente entre en vigor, hacen falta 11 firmas más. Si esto sucede, se podrá proteger la biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales (es decir, en aguas internacionales). De esta manera, será posible proteger el 30% de los océanos antes de 2030.
El tratado también incluye medidas como la creación de áreas marinas protegidas, la evaluación de los impactos ambientales antes de cualquier actividad humana y la cooperación tecnológica entre países para mapear el fondo marino. Pero mientras no se ratifique, la pesca de arrastre y la minería submarina destruyen los fondos marinos y la sobrepesca impide la restauración de estos ecosistemas.
Un sistema de protección que no funciona
Durante las últimas siete décadas, los océanos han sido gestionados (y supuestamente protegidos) por las llamadas Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP). Estas son actualmente las encargadas de coordinar la pesca en altamar. ¿Cómo han funcionado sus “restricciones”? Pésimamente: el 35,4% de las poblaciones de peces evaluadas se encuentran sobreexplotadas.
Esto se debe a que con que solo uno de los países participantes bloquee una medida de protección, es suficiente para descartarla. Este modelo favorece los intereses de las empresas pesqueras. Por eso es tan importante que se apruebe el Tratado Global de los Océanos, para que las decisiones sean tomadas por una mayoría, de forma transparente y con el respaldo de expertos.

También hace falta un Tratado Global de Plásticos
Lamentablemente, la crisis de los océanos no se reduce a la sobrepesca o el cambio climático. La contaminación plástica es otra de las causas que ponen en riesgo la supervivencia de los ecosistemas marinos.
Cada año, millones de toneladas de residuos plásticos llegan a los mares. Poco a poco, van formando islas de basura, destruyen hábitats y afectan a miles de especies. Por eso es necesario que se cree un Tratado Global de Plásticos que limite su producción y uso en todo el planeta. La última ronda de negociaciones tendrá lugar en Suiza. Es hora de que los líderes mundiales se hagan cargo y piensen en el futuro de todos.